Vivir por permiso, y no por derecho

El Consejo de Ministros, en España,  aprobó un decreto de medidas liberalizadoras del comercio que, entre otras cuestiones, les permitirá a los comerciantes ofrecer rebajas durante todo el año, eleva de 8 a 10 los días festivos en los que podrán abrir y obliga a varias ciudades a liberalizar horarios en zonas turísticas.

¿Quiéres saber por qué es que Europa –y hasta los Estados Unidos de América– se están yendo por el caño?  Es porque la gente no vive por derechos, sino por permisos.  Ya ves que los comerciantes necesitan de un permiso ministerial para ofrecer rebajas todo el año.

Cuando leí esa noticia me acordé de este texto de Ayn Rand:  Cuando veas que el comercio se hace, no por consentimiento de las partes, sino por coerción; cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos, sino por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando repares en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.

Ditto.

En algunos ambientes se cree que la prosperidad de los países depende de su localización geográfica, de la cantidad de materias primas que tiene, o de la etnia de sus habitantes.  Pero ahí está que no.  Los países pueden elegir ser prósperos, o no (como no pueden elegir dónde están, y qué hay en sus montañas, o qué gente tienen); y lo hacen cuando eligen buenas políticas económicas, o no.  Los países en los que las políticas económicas se basan en permisos, y no en derechos, están condenados.

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