El horror del asesinato de una niña

 

En algunos hogares hoy se celebra el Día de Reyes.  Aquí en Guatemala no es una fiesta generalizada; pero en España y en México sí, y en algún hogar chapín.  Esa fiesta puede ser parte de la experiencia de ser niño.

Dicho lo anterior, no soy fan de la infancia en el sentido de que prefiero ser adulto; ya sabes, por la independencia y porque todavía tengo la esperanza de madurar.  Pero, ¿sabes quiénes tienen infancias dolorosas? ¿Sabes quiénes no tendrán un Día de Reyes? ¿Sabes quienes no van a tener la oportunidad de ser independientes, madurar y florecer? Génesis Ixcajop, de 7, que fue asesinada mediante estrangulación y asfixia, en Villa Nueva, el 1 de enero pasado.  Tampoco Hillary Arredondo, de tres años, ni Sharon Figueroa, de 8 años, que fueron asesinadas en 2021; ni Misleidy Menéndez de 13, que fue asesinada en 2020, ni Sonia Álvarez, de 4 años, que fue asesinada en 1993.

La foto es de los Bomberos Municipales, publicada por elPeriódico.

…y , ¿Qué es de los casi cuatro mil niños que fueron víctimas de delitos sexuales en 2022 y los que los han precedido?

¿Habrá justicia para ellos? Desde alguna perspectiva la respuesta es No.  Nada les devolverá la vida a las niñas asesinadas, nada aliviará el miedo y el dolor que pudieron haber sentido entre el momento en que fueron secuestradas y el de su último aliento. Nada será igual para sus seres queridos.  Por eso es que, ¡Carajo!, los responsables de los delitos cometidos contra Génesis y otros niños deben enfrentar las consecuencias jurídicas de sus actos criminales y abominables.  ¡Sin piedad!, todo el peso de la ley debe caer sobre los que planearon, ejecutaron e hicieron posible la sustracción, el asesinato y todo lo que le hayan hecho a aquellas criaturas. ¡Carajo!, si las consecuencias jurídicas posibles correspondientes a los delitos cometidos contra Génesis incluyen la pena de muerte en cualquiera de sus formas de acuerdo con la ley vigente y sin violar el debido proceso, a ningún juez debe temblarle la mano.

Sujetos como los asesinos de Génesis -y de tantos otros niños que han sufrido el mismo fin horrible- merecen las penas máximas contempladas en la ley, de acuerdo con las garantías del debido proceso. No sólo porque así lo establece la ley, sino porque sujetos como aquellos, cuando cometen crímenes espantosos, actúan como si fueran bestias salvajes (así lo explica John Locke), rompen deliberadamente la confianza en la que se basa la cooperación social, violan los principios morales básicos que hacen posible la sociedad y se ponen en guerra contra sus víctimas (y la commonwealth, en palabras de Locke), renunciando así a sus derechos, de tal modo que las penas en general y  la pena de muerte en particular, se derivan del derecho de auto-preservación.

Y, sin embargo, no sólo es cuestión penal.  Es que, con las cifras tan elevadas, ¿hay una cultura generalizada de desprecio por las vidas de los niños entre muchos guatemaltecos? ¿Es, este, uno de tantos elefantes en la sala chapina?

No habrá Día de Reyes para Génesis, como no lo hubo más para Hillary, Sharon, Misleidy, ni Sonia.  ¿Qué tan amargos serán estos días -que deberían ser de juegos y alegría- para los casi 4 mil niños que son víctimas de delitos sexuales?

Columna publicada en elPeriódico.

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