Más suicidios de menores de edad

 

Se ha incrementado el número de suicidios de menores de edad en el contexto del encierro forzado y la imposibilidad de asistir a la escuela, en Guatemala. No me extraña porque así ha ocurrido en otras partes del mundo y porque los niños son muy vulnerables. Los promotores del Quédate en casa son en buena parte responsables de esta tragedia fabricada desde la política.

Ilustración anónima (Meister 3) – Hochschul- und Landesbibliothek Fulda, Dominio público, via Wikimedia Commons.

Es una lástima que el presidente Giammattei no haya provisto cifras cuando informó de esta desgracia que ha elevado de nivel un fenómeno que no es nuevo en Guatemala. Es difícil no conmoverse por la noticia de que la tasa de suicidios, en Nebaj, ha crecido de seis casos en 2009 a 21 en 2017 y a 14 en lo que va del año. Pero, ¡Ojo!, hay un subregistro y se estima que las cifras podrían triplicarse.  El fenómeno del suicidio no es exclusivo del área Ixil; en San Carlos Sija, Quetzaltenango, también hay preocupación por el mismo tema.  ¿Cómo será en otras poblaciones?, comenté en 2018.

Es necesario abrir las escuelas y la meta es volver a clases en 15 de febrero de 2022, dijo el Presidente.  Eso es de celebrarse, claro, siempre y cuando aquella tragedia y esta necesidad no se conviertan en excusas para imponer algún tipo de vacunación forzada, ni un pasaporte de vacunación.  Dichos pasaportes etiquetan a las personas y crean sujetos de primera y de segunda, son discriminatorios y son una forma de agresión no sólo contra la libertad, sino contra la dignidad de las personas.

Sería inaceptable que se le negara la posibilidad de asistir a la escuela a un niño cuyos padres no quisieran vacunarlo por la razón que fuera.

Los promotores del Quédate en casa son en buena parte responsables de aquellos suicidios porque -si bien es cierto que el suicidio no es monocausal- también es cierto que el pánico que generaron y los encierros que forzaron, sin tomar en cuenta los costos que sus temores iban a tener en otras personas, no sólo en el campo económico, sino en el de la salud mental, iban a tener efectos devastadores que todavía no alcanzamos a cuantificar, ni a entender.

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