Perder las manos en un granadazo

La pandillera de 19 años de edad que es señalada como la presunta responsable de detonar una granada en un bus urbano y dejar a otra 31 personas heridas; le reventó el artefacto y perdió sus dos manos.  Si yo fuera místico diría que es karma, o justicia divina, o algo parecido.  En realidad es la consecuencia no intencionada de una acción delictiva.

Según el Ministro de Gobernación, la supuesta autora del hecho y sus supuestos cómplices (que supuestamente iban en motocicleta) son parte de una pandilla que pretendía cobrar una extorsión al piloto del bus.

Imágenes fuertes aquella consecuencia no intencionada, en este enlace. 

Es un understatement decir que el terror pesa sobre los usuarios del transporte colectivo urbano a causa de las extorsiones y de sus métodos aterrorizantes.  Las estructuras criminales que operan las extorsiones deben ser combatidas como lo que son: estructuras criminales y terroristas.

Es, además, un error victimizar a los delincuentes. Es cierto que en Guatemala es más que urgente desmantelar el sistema mercantilista y colectivista que perpetúa la pobreza y asfixia a las inverisiones productivas.  Pero no hay relación causal alguna entre pobreza y y delincuencia.

Son como los asaltantes que operan en barrios específicos de forma contínua, repetida.  Aterrorizan a los habitantes y a las personas que tienen negocios en ciertas áreas de la ciudad y se mueven de forma tan impune y a sus anchas, que casi no hay duda alguna de que se traten de estructuras criminales bien organizadas.

Tal es el caso de los que operan poco más, o menos entre el bulevar Los próceres y la Calle Real de la Villa de Guadalupe, entre 10a. y 18 avenidas poco más, o menos.  Tal es el caso de los que operan en la zona 14 por la Avenida de las Américas en un auto con placas P-155GGK. Tal es el caso de los que operan en muchos otros barrios de la urbe donde la gente vive con miedo porque los criminales viven entre ellos y se comportan con la seguridad de que están a salvo de la ley y de la justicia.

Estos grupos, como los terroristas de los buses, ¿por qué pueden operar con altísimos niveles de impunidad?

Foto por Luisa Paredes, de elPeriódico.

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