La zona 1 y su carácter

Es cierto que hace falta seguridad en la zona 1; pero  no a costa de su carácter.  Robos a peatones, robos de vehículos, tiroteos y otros delitos, así como el aumento de indigentes, amenazan aquella área de la ciudad; pero la seguridad no debe llegar a costa de la pérdida de lo que la hace única y diferente.

Suelo llevar visitantes de todo el mundo a conocer la Sexta avenida, la Plaza de la Constitución y el Mercado Central; y mis invitados siempre regresan encantados del paseo.  No sólo tienen la oportunidad de saborear un poco de la vida de la ciudad, sino que conocen algo de su historia, su riqueza y su misterio.

En 16 años que tengo de hacer esos paseos -casi todas las semanas- sólo una vez he sufrido un incidente.  A las 8:00 a.m. de aquel día entré al atrio de la Catedral acompañado por mi cuate, Gerald; y me adelanté porque un empleado del lugar estaba limpiando el piso con una manguera.  Dos, o tres pasos había dado cuando escuché un grito y, al voltearme, vi a Jerry tirado en el suelo con cos sujetos  tratando de quitarle lo que llevaba en la mano.

Pensé rápido y dispuse que lo que correspondía era quitarle a uno de los sujetos a Jerry para que pudiera defenderese en igualdad de condiciones; así que emití mi mejor rugido y me lancé sobre uno de los atacantes.  Paralelo a la fracción de segundo que me tomó tirarme sobre uno de los ladrones, apreté el teléfono que llevaba al cinto y sentí una mano que trataba de arrancármelo.  ¡Eran tres ladrones!

En otra fracción de segundo, los dos que tenían a Jerry se levantaron y corrieron, seguidos por el que trataba de quitarme mi móvil.  Se fueron sólo con el estuche de los anteojos oscuros de mi cuate.  Yo me sentía Tarzán y Jerry mantuvo la dignidad; entramos a la Catedral y luego nos fuimos del lugar.

En 16 años y después de aquello, nunca he tenido un incidente.

A mí el Centro me gusta mucho.  Lo recuerdo con cariño de mi niñez y de mi adolescencia.  Me gusta pasear en sus calles y disfrutar de mucho de lo que ofrece en términos de cultura, costumbres, gastronomía, entretenimiento y aventura.  A veces acaricio la idea de irme a vivir al centro…pero se me pasa.  Se me pasa porque tengo la impresión de que cuando no huele a meados, huele a Criolina.  Y se me pasa cuando leo acerca de los tiroteos.  Pero eso sí….no dejo de ir, ni de llevar visitantes porque no hay uno que no haya vuelto con una impresión agradable de la ciudad.

Como lugar para vivir…lo que se dice vivir, vivir, la zona 1 tiene mucho que ofrecer y tiene potencial; pero no si hiede y no si es percibido como un lugar inseguro.  Y ciertamente no, si pierde su carácter diverso, rico y misterioso.

Mi cuate, Rudy, me llamó la atención sobre esto de su carácter; y vale la pena aclarar que, por su carácter, debe entenderse no la voluntad de los políticos planificadores y los ingenieros sociales (que fuerzan paletas de colores para el área y elevan los impuestos con el propósito de forzar a la gente a vender, entre otras políticas parecidas), sino el de las personas que viven en el área, y usan el área, o van a ir a vivir allí, invertir allí o usar los espacios.  Las cosas como las zonas de una ciudad no tienen carácter, este se los dan las personas, sus decisiones personales y sus actividades personales.

En todo esto, ¿cuál es el rol legítimo de las autoridades? Proveer seguridad y evitar el hedor.

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