¡Hasta el Capitán América y el Hombre araña estaban ayer en el monumento a los próceres, conocido como el Obelisco! Eso no es de extrañar, claro, porque aquella es una fiesta familiar. Haz clic en la foto para ver más fotos.
La alegría y el ambiente de fiesta se sienten en aquella plaza, donde llegan individuos y grupos de familias, barrios, escuelas y colegios, empresas, iglesias, amigos y equipos deportivos, entre otros. ¿A qué llegan? A celebrar el cumpleaños de Guatemala y a disfrutar de una fiesta en paz. Los niños son los que más disfrutan del alboroto.
A mi me gusta mucho esta fiesta y es una de mis favoritas. Ahí están Raymundo y todo el mundo con sus antorchas, sus banderas, pintados y disfrazados, cada loco con su tema; pero en una convivencia festiva. No faltan los que se dan un chapuzón en la fuente, los que llegan en sus bicicletas, los que cantan y bailan, y así.
Los chicos de la Escuela de educación física hacen lo que pueden por mantener el orden a la hora de encender las antorchas, y los grupos se emocionan cuando prende la suya. Hay ventas de de todo: comida, antorchas, pitos, vuvuzelas, gorras y sombreros, banderas, gaseosas, cervezas, playeras, pulseras y qué se yo qué más.
Sólo cuando uno ha participado en esta fiesta, con la gente que se la goza, puede entender el significado de la celebración y el de las antorchas que recorren la ciudad y el país. Esas de las que tanto se quejan los que no tienen empacho alguno en bloquear la ciudad con manifestaciones abusadoras.
La excusa es celebrar a la patria; y es muy conmovedor ese patriotismo cándido que se pasa de generación en generación porque la patria es donde está enterrado tu mux. Sospecho, sin embargo, que en el fondo, en el fondo, lo que se celebra en esa fiesta es la vida, o la simple posibilidad de celebrar. El hecho de que se puede estar ahí, en compañía de quien uno elige para estar ahí y el hecho de que uno se puede divertir y pasarla bien. Se vive plenamente cuando se disfruta la vida.
Mientras tanto, en la Plaza de la Constitución
Normalmente, en la Plaza de la Constitución se vive un ambiente similar y otros años he ido allá para variar. Empero, este año hubo grupos violentos que derribaron las bardas de seguridad, impidieron que se realizaran los actos tradicionales, enarbolaron una bandera manchada de rojo y retaron a las autoridades que suelen estar ahí por seguridad. Las imágenes publicadas por medios de comunicación son elocuentes.
Es una lástima porque, aquellos grupos -que sospecho que son los mismos que el miércoles y jueves gritaban ¡Plaza, plaza! y ¡Guerra! en redes sociales- suelen no tener escrúpulos a la hora de provocar y usar la fuerza. Y en este caso le arruinaron la fiesta a mucha gente que se esmera y suele disfrutarla en paz y con alegría.
Humildemente, les pido que esta tarde no aprovechen la ocasión para crear caos y propiciar actos de violencia. Les pido que no pongan en peligro las vidas y la integridad de los jóvenes que llegan ahí con sus bandas y la del público que las admira.