Pésaj, una celebración de la libertad y agradecimiento

Anoche tuve la dicha de acompañar a mis amigos Jeannette y Moises en la celebración del pésaj con su familia. Esa festividad milenaria conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto.

El seder de pésaj es una cena ritual en la que cada elemento y cada movimiento tienen significados específicos, todos relacionados  -entre otros- con dos valores que aprecio grandemente: la libertad y el agradecimiento.

Durante una parte del rito Moi preguntó: ¿Por qué es esta noche distinta a todas las demás noches? Y una de las cuatro respuestas fue: En otras noches comemos ya sea sentados, o recostados; esta noche nos recostamos. Esto es en recuerdo de que los esclavos comían en bancas, o sin ellas, sin posibilidad de recostarse en sillas cómodas como hacemos ahora. Y creo que, en efecto, es valioso recordar que la libertad no siempre ha sido la condición prevaleciente en la humanidad, y que nunca está de más recordar que la esclavitud es lo opuesto a la libertad, y que en la esclavitud no se respetan los proyectos de vida de las personas individuales.

En cuanto al agradecimiento, el texto que me llamó la atención fue una canto llamado Dayenú, que está relacionado con los favores y regalos recibidos por el pueblo hebreo. A mí me gusta, de cuando en cuando, pensar en todas las personas que han influido positivamente en mi vida, no sólo materialmente, sino intelectualmente y afectivamente. Algunos han estado a mi lado durante 55 años, en tanto que otras han tenido un paso fugaz, aunque dejaran huella duradera.  Creo, también, que el agradecimiento es un valor al que no siempre le ponemos la atención suficiente; sobre todo cuando se trata de favores y regalos que en apariencia son sencillos.

Luego de la parte ritual y pedagógica de esta celebración la costumbre es compartir una comida espléndida que disfruté muchísimo; no sólo por los platillos en si mismos, sino por la encantadora compañía alrededor de la mesa.  Me gocé el jaroset, que es una pasta de dátiles y nueces; el maror, hecho con rábanos y remolacha; la sopa de bolas de matzá; geftite fish, okra, el pescado con salsa de alcaparras, las ensaladas de garbanzos y de lentejas, el mousse de chocolate, las galletas de mazapán, el arroz con leche perfumado con agua de azahares, entre otros platillos magníficos.

El séder de anoche fue memorable. ¡Jag sameaj!

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