En noviembre de 2015 de armó un alboroto porque los murales del edificio ubicado en la Quinta avenida y 16 calle de la zona 1 -por maestro Roberto González Goyri– habían sido removidos. El lunes pasé por ahí y vi que ya están de vuelta, y me dio mucha alegría. En la foto no se ven; pero están detrás de los andamios.
En su momento lamenté la sustitución de los murales de González Goyri por azulejos anodinos; pero explresé mi respeto por el derecho de los propietarios de los murales no sólo a tener gustos distintos a los míos, sino a disponer de su propiedad como le conviniera. ¿Por qué? Porque ya lo dijo Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz.
La pretensión de que los propietarios de un edificio (o de una obra de arte) no pueden cambiarlo porque hay un grupo que valora el edificio (o la obra de arte) parte de la pretensión arrogante de que todos deben valorar lo mismo; y parte de la pretensión peligrosa de que lo tuyo, no es tuyo. Si prevaleciera el criterio de que los propietarios de una obra de arte en un edificio no pueden alterarla, se crearía un incentivo perverso: el de que es mejor no añadir obras de arte a los edificios para no correr el riesgo de que luego, haya gente que disponga que no se pueden alterar la obra de arte, ni el edificio.
Dicho lo anterior celebro el retorno de los murales con la esperanza de que no haya sido por la fuerza, ni por la amenaza del uso de la fuerza.
Hay murales bellísimos de Roberto González Goyri en el Banco de Guatemala, en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y en otros edificios. El Tecún Uman monumental de la zona 13 es de aquel gran artista.