El domingo por la noche hombres armados asaltaron a una vendedora de frutas, en un taxi, y a golpes le robaron…tres dientes de oro. Para escapar de los agresores la víctima se lanzó a un barranco donde permaneció durante la noche del domingo y la madrugada del lunes.
En Guatemala muchas personas usan dientes de oro en seguimiento a la tradición de las élites mayas de decorarse los dientes con incrustaciones de jade. Se cree que el ornamento dentario de la jerarquía teocrática mesoamericana constituía un emblema de poder divino del que la clase dominante se decía investida por la deidad; de otra manera se cree que no se explica la maestría de tal labor y si la tesis es correcta, el simbolismo dentario bien podría haber jugado la función de estandarte, de filacteria, de heraldo de poder y fuerza y escudo de protección contra lo adverso, expresión de fuerza vital y de continuidad dignataria sin término visible. Esa ideología, si bien modificada, puede estarse replicando en la actualidad con la demanda popular por la orificación bucal para efectos de amuleto.
En años recientes hemos visto como los chatarreros saquearon el Cementerio General y lo despojaron de sus bronces y hierros; y hemos visto cómo esos delincuentes despojaron a la Avenida de la Reforma y a la Avenida de las Américas de placas, bustos y otros monumentos. Vemos como los extorsionistas tienen de rodillas a poblaciones y barrios enteros. ¿Vamos a ver cómo los criminales despojan a la gente de sus dientes?