Otra perspectiva del caso TCQ

Puerto_Quetzal_and_Volcano_Fuego

Todo aquel que haya hecho negocios con el gobierno -de buena, o de mala fe- sabe que para venderle, o construirle (por ejemplo) hay que pagar mordida.  Si quieres venderle útiles escolares, mochilas, medicinas, suministros, o si quieres construirle carreteras, puentes, aeropuertos, o lo que sea al gobierno, tienes que dar comisión, o dar comisiones, dependiendo del tamaño del negocio.  Así es en las entidades centralizadas, como en las descentralizadas y demás.

Dos de mis amigos por eso es que no le venden, ni le construyen nada al gobierno. Podrían hacerlo; pero optan por no meterse en eso.  Esto de las mordidas no es nuevo, claro….es así desde que tengo memoria y seguramente es así desde siempre. ¡Siempre!

A veces el acuerdo puede ser entre un humilde jefe de compras y un proveedor; pero otras la cadena llega hasta los niveles más altos.  Dependiendo de la importancia y del tamaño del negocio.

Digamos, por ejemplo, que una empresa portuaria gubernamental (dirigida por políticos y burócratas) necesita, o quiere construir una terminal para contendores.  Los políticos y funcionarios hacen contacto con una empresa que podría construir la terminal y esta cumple con hacer el pago de la mordida necesaria para hacer realidad el negocio. Nótese que los políticos y funcionarios hace el contacto con la empresa y nótese que si no se da la mordida, no se hace el negocio.  ¿Quiénes tiene el poder de decidir si se hace el negocio o no?  Los políticos y funcionarios que controlan la portuaria estatal.  El asunto no es muy distinto a cuando un proveedor de papel, de llantas, o de cualquiera otra cosa le da comisión al jefe de compras de alguna dependencia estatal para seguir vendiendo.  Y el caso es que si el proveedor A se niega a participar en el negocio (como lo hacen mis dos amigos mencionados arriba), seguramente habrá un proveedor B dispuesto a dar la comisión.

¿Quiénes controlan si se hace el negocio, o no? Los políticos y funcionarios.  ¿Cuál es la llave para abrir la puerta? La mordida que piden los políticos y funcionarios.  Esto en algo se parece a las extorsiones en aduanas donde lo que ocurre es que la mercadería legítima de importadores legítimos no sale, si los burócratas a cargo no reciben la mordida que piden.

A veces, puede pasar que el negocio sea el producto de una trama entre políticos, funcionarios y empresaurios mercantilistas.  Eso puede pasar, ¡claro!  Pero, ¿cuál es el componente sine qua non para que haya mordida?  El componente político y burocrático que pide la mordida porque el negocio está allí, y se hace con unos, o se hace con otros; pero de que se hace, se hace.  ¿Habrá algún proveedor que, de entrada ofrezca la mordida? Seguramente sí, pero sólo si sabe que sólamente así se hará el negocio (aún si es legítimo); nadie en su sano juicio ofrecería mordida si supiera que esta no es necesaria de parte de los políticos y funcionarios que controlan el negocio.

En el caso de la Terminal de Contenedores en Puerto Quetzal, ya se hizo el negocio exactamente como suelen hacerse los negocios con el gobierno (políticos y funcionarios).  Lo de TCQ no es la excepción, sino la regla en el sector público que, no se te olvide, es el sector coercitivo de la economía.  Con todos sus vicios el hecho es que la terminal ya está construida exactamente con las mismas condiciones con que suele construirse todo lo que se construye en la esfera estatal.

¿Qué va a hacer el gobierno (cuyos políticos y funcionarios generaron e hicieron posible el negocio)?  ¿Va a proceder en busca de la intervención y el embargo y les va a enviar a los inversionistas futuros potenciales el mensaje de que ¡ni con mordidas! (ya no digamos decentemente) son seguras las inversiones con el estado en Guatemala? ¿Va a anular el negocio y dejar inoperante la TCQ y con ello va a privar al comercio y a la industria de infraestructura que es necesaria?  ¡Además de mandarles a los inversionistas futuros potenciales el mensaje citado arriba!  ¿Cuánto les van a costar a los tributarios un negocio del estado y con el estado que se hizo de acuerdo con las prácticas usuales?  El gobierno  está entre la espada y la pared.

Ah, no se te olvide que el estatal Banco Mundial, por medio de la estatal Corporación Financiera Internacional también está involucrado en el asunto. Esta nota es importante para los que no conocen la escuela del análisis de las decisiones públicas y sueñan con que los organismos internacionales son ajenos a los vicios propios de lo estatal, lo político y lo burocrático. Así es en pequeño y en grande.  Así es aquí y en todas partes, hoy y siempre.

¡Estas meditaciones, por supuesto, no son justificaciones para la corrupción!  Son un llamado de atención y un recordatorio: Donde haya políticos y burócratas que decidan si se hace un negocio, o no y con quiénes, allí alguien pedirá mordida y alguien se verá tentado para darla. Los negocios como el de TCQ y quién sabe cuántos miles más a lo largo y lo ancho del sector estatal sólo son posibles porque hay políticos y funcionarios que tienen el poder discrecional de abrir la puerta, o no.

A lo mejor te interesa saber más sobre la naturaleza de la corrupción; y si ese es el caso, seguramente querrás ver Análisis económico de la corrupción, por mi cuate Osvaldo Schenone.

Actualización: ¿Será que los guatemaltecos aprendemos algo de todo esto?  Donde el poder y la discrecionalidad se mezclan con actividades que son ajenas a las funciones propias del gobierno, ahí es campo fértil para la corrupción.  Te recomiendo, y mucho, que veas esta conversación de Quique Godoy, Comisionado de Desarrollo Humano, Competitividad Local e Infraestructura Crítica en el Programa Nacional de Competitividad.

Foto por Stan Shebs, CC BY-SA 3.0, o CC BY-SA 2.5, via Wikimedia Commons.

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