¡Los huevos de colores ya están en casa…y los trajo El conejo, según la mitología! Desde tiempos antiguos, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril.
Me gusta mucho esta fiesta porque es alegre y colorida.
En recuerdo de aquella diosa, a la festividad de pascua se la denomina Easter, en algunos países. Esto es porque también era la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz, a quien se conocía en el mundo anglosajón como Easter. Para el siglo VIII los anglosajones ya habían transferido dicho nombre a la fiesta cristiana.
Según un mito del pueblo de Chiconamel, del norte de Veracruz, cierto dios ocasionó un diluvio universal; y sólo un hombre y su familia se salvaron contra la voluntad divina porque se escondieron en un cajón, siguiendo el consejo que les dio un conejo. El dios que había ocasionado el diluvio se enteró de los sobrevivientes cuando estos encendieron fuego para asar pescados; y de acuerdo con el relato nahua, el conejo fue castigado; y por salvar a los hombres fue condenado a alumbrarlos y fue transformado en la Luna. ¡Por eso es que cuando hay Luna llena, lo que ves es la imagen de un conejo! Esto lo leí en Imágenes de la mitología maya, por Oswaldo Chinchilla.
Cuando era niño esperaba con muchas ganas este día (a pesar de que era el último de las vacaciones) porque el conejo llegaba a la playa, a Panajachel, a la casa -o donde quiera que estuviéramos- ya que mis padres acarreaban huevos de chocolate, o de almendras. Sin que los niños nos diéramos cuenta, mis padres escondían los huevos en el jardín y en el momento oportuno nos decían que el conejo había pasado y que saliéramos a buscar huevos. Cuando los mayores crecimos un poco, se nos mandaba a alguna habitación lejos del jardín y -aunque ya sabíamos que eran mis padres los que escondían los huevos, y que no había tal conejo- igual disfrutábamos de salir a buscar y encontrar los dulces. Cuando chicos, lo importante era encontrarlos; y cuando crecíamos el asunto era de a ver quién encontraba más.
Como siempre, uno aprendiendo con tus artículos. Toda la vida me ha parecido simpático que un conejo trajera huevos, pero nunca había pensado mucho de donde venía la tradición.