¡El pan ya está aquí!

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¡Ya está, en casa, el pan que nos enviaron de la Costa Sur!  Es inconfundible al aroma que le dan el  horno de leña, la leche ordeñada el mismo día en que se hizo el pan, mantequilla y los huevos de las gallinas de la vecindad.  Hecho, además, con cariño por mi cuata Shalby que este año le añadió queso a la masa.   Algunos del año pasado tenían sabor de naranja y este año vienen con sabor de queso.

¡Me embarga el júbilo!

La tradición de hacer y compartir pan en esta temporada es una de mis favoritas. El aroma, el sabor y la textura del pan hecho en casa son primigenios y nos conectan con la historia, el pasado y las costumbres que enriquecen nuestras experiencias de vida.  ¡Por eso es que el pan es bueno para celebrar la vida y lo que la hace buena!  En Occidente, el pan está vinculado a la civilización y la cultura.

En la Costa Sur de Guatemala, se acostumbra preparar pan para Judas. La costumbre es que, el miércoles, grupos de jóvenes van de casa en casa y por las calles con música y pidiendo pan. La gente le da pan a Judas y por unos pesos los jóvenes bailan con el apóstol y con quienes les dan dinero y pan.   Y…¿para qué quiere pan, dinero, chocolate, miel de garbanzos u otra especie que reciba Judas?   Para las conmemoraciones de la noche en las que participa todo el que quiera.

También es costumbre que la gente intercambie pan.   Sospecho que esta costumbre tiene sus raíces en  aquellos tiempos en los que  las panaderías cerraban durante el asueto de esta semana y, en consecuencia,  la gente tenía que hacer su propio pan. Y luego…la necesidad se hizo fiesta, como puede ocurrir. La comida se disfruta más cuando se hace compartida; y especialmente cuando se comparte con quienes se les tiene cariño, amor, respeto y admiración.  Sospecho que, en parte, la tradición de llevar y traer pan tiene que ver con una celebración de la abundancia; pero también de la generosidad, porque aún los que menos tienen…tienen algo para compartir.

Hace tres años hicimos el pan en la casa y salió sabroso; pero como no tenemos horno de leña, faltó aquel toque especial.

En la Costa Sur chapina  la costumbre es remojar el pan en la miel de garbanzos; y a mí me gusta mucho así, o remojado en leche, o en chocolate…o sólo por pedazos.

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2 comments

  1. Geraldine Pearse

    ¡Qué rico! Y como siempre aprendiendo uno algo contigo.
    Yo hago pan de queso parmesano con pimienta, de alcaparras, de cebolla, pero con trampa, porque lo hago en la máquina automática. Se siente el olor delicioso y mis vecinos pensarán que tan arrecha que soy.