El dirigente de la iglesia católica chapina, Oscar Julio Vian, expresó su satisfacción por la aprehensión del jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, en Mazatlán, México y pidió a las autoridades de Guatemala que actúen con más seriedad en los casos de narcotráfico.
Es fascinante, sin embargo, como es que las personas no se dan cuenta de lo que ocurre: Mientras la demanda de drogas prohibidas continúe vigente en la mayoría de países del mundo -y sobre todo en los Estados Unidos de América- el narco será como la hidra de mil cabezas. Cortas una y salen dos, o tres más. Al descabezar un cártel, suele suceder que este se divide entre los cabecillas que estában al mando del capo principal.
Por otro lado, ¿cuándo fue la última vez que leíste que capturaron un capo gringo del otro lado del Río Grande? La clave no está en capturar, capturar y capturar a miembros de la inacabable lista de capos y potenciales capos. La guerra perdida contra las drogas -que es una guerra contra personas- seguirá siendo un fracaso militar, político, social y moral.
La clave para acabar con la delincuencia y la violencia relacionada con el tráfico ilegal de drogas; y para empezar a tratar a la drogadicción de forma humana y compasiva es el fin de esta guerra absurda. La clave está en la descriminalización del cultivo, uso y comercialización de las drogas prohibidas.
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