Como el año pasado, y el pasado, y el pasado, y el pasado, me gusta repasar y compartir los consejos para el Año Nuevo, por Benjamin Franklin. Esta lista la desarrolló Franklin a la edad de 20 años. Aunque Franklin no vivió completamente según sus virtudes y, según él mismo admitía, incumplió sus preceptos muchas veces, creía que intentarlo lo hizo una mejor persona y contribuyó enormemente a su éxito y felicidad, por lo cual en su autobiografía, dedicó más páginas a este plan que a cualquier otro punto. No trataba de trabajar en todas al mismo tiempo; sino que trabajaba en una y solo una cada semana, dejando todas las demás a su suerte ordinaria.
Por supuesto que no estoy seguro de si yo podría practicarlas todas; porque si bien es cierto que ya hace añales que no bebo hasta la ebriedad, muchas veces como más de lo necesario. Y lo de la castidad, vamos, eso ¡ni siquiera debería estar incluido! Y en cuanto a la humildad, me inclino por la de carácter socrático-hayekiano, y no por la cristiana-altruista.
Si tuviera que elegir tres que necesito practicar urgentemente, sigo con: resolución, frugalidad y serenidad.
Las 13 virtudes de Franklin, son:
Templanza: No comas hasta sentirte harto. No bebas hasta la ebriedad.
Silencio. No hables más que aquello que pudiera beneficiar a otros o a ti mismo. Evita las conversaciones triviales.
Orden: Ten un lugar para cada una de tus cosas. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.
Resolución: Comprométete a llevar a cabo lo que debes hacer. Haz sin falta lo que te comprometes a llevar a cabo.
Frugalidad: No gastes más que en lo que pueda hacer el bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.
Trabajo: No pierdas el tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.
Sinceridad: No lastimes a nadie con engaños. Piensa con inocencia y con justicia. Si hablas, hazlo de acuerdo con esto.
Justicia: No perjudiques a nadie, ni haciéndole daño ni omitiendo lo que es tu deber.
Moderación: Evita los extremos. No guardes resentimientos tanto tiempo como puedas creer que lo merecen.
Limpieza: No toleres la falta de limpieza, ni en el cuerpo ni en la ropa ni en la vivienda.
Serenidad: No te dejes alterar por nimiedades, ni por accidentes comunes o inevitables.
…y aquí van las dos últimas que no me gusta tomar tal y como vienen.
Castidad: Recurre al acto sexual rara vez, y esto por motivos de salud o descendencia, pero nunca hasta sentirte harto o débil, y sin que llegues a afectar tu propia paz o reputación o la de otra persona. Yo diría que aquí se aplica muy bien el concepto aristotélico del justo medio, que puesto en buen chapín es Ni mucho que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.
Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates. Y yo más bien pondría a Friedrich A. Hayek y a Sócrates.
¡Feliz año nuevo a todos!, que 2014 venga cargado con felicidad, salud, prosperidad y amor.
Cambiaría castidad por honradez y puntualidad, por lo demás muy bueno, feliz año.
Estoy de acuerdo con mi antecesor. Eso de la castidad está algo aburrido.
Para el Silencio, en Guatemala se diría: “Dejá de estar pelando, chula.”