La dicha de comer y preparar fiambre

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Los que visitan este espacio desde hace algún tiempo saben que mi plato chapín favorito es el fiambre.  ¿Cómo iba a ser de otra forma?   Por un lado es un plato que tiene raíces profundas en la chapinidad; y por otro las tiene profundas en mi familia. Además es un plato complejo que requiere de todo el buen juicio,  la pasión y la sazón que pueda tener quien lo prepara.  Es un plato para compartir con la familia y los amigos.

Muchas personas creen -y estoy de acuerdo-que la fiesta del fiambre es el Thanksgiving chapín.  Una fiesta que celebra los frutos del trabajo productivo y la dicha de tener con quienes compartirlos.  Hoy, en Twitter, leí que La verdadera soledad es no tener quién te regale un buen plato de fiambre.

En casa comenzamos a preparar el fiambre desde el 29 de octubre cuando cocemos y cortamos las carnes y los embutidos:  la cesina, la gallina, el cerdo y el pollo; así como las longanizas y las butifarras.  Seguimos el 30 cuando cocemos las verduras: zanahorias, arvejas, güisquiles, coliflores y repollos.  Ese día mezclamos los caldos y sazonamos el caldillo resultante con vinagre y miel de abejas.  También mezclamos las carnes, los embutidos y las verduras y el caldillo.

Unas tres semanas antes hemos preparado el encurtido de remolachas y cebollas que servirá para darle color al caldillo.  Y en esos días hemos encargado los embutidos, así como adquirido los adornos enlatados y conservas: espárragos verdes y blancos, chiles morrones, atún, salmón, sardinas en aceite y en tomate, pepinillos ácidos y dulces,  aceitunas verdes rellenas y negras, cebollitas, rábanos, perejil colocho y lechugas.  Más tarde, el día 1 de noviembre agregamos camarones, huevos duros rodajados, chiles chamborotes y dientes de perro.

Ese día también añadimos rodajas de gelatina de cerdo, jamón de sangre, salami, lengua salitrada y otros jamones, así como queso duro y queso de capas, y algo de remolachas.

Como ves, la preparación del fiambre lleva varios días de planificación y de ejecución.  Ya intuirás que, con tantos y tan variados ingredientes se requiere de un balance muy fino para que todo esto salga bien.  Ya no digamos para que salga magnífico y memorable.

Una vez un cuate extranjero me preguntó que  por qué es que usaba enlatados y conservas en vez de ingredientes frescos.  El sostiene que si se usan salmón y atún frescos, por ejemplo, sería mejor.  Y puede ser…¿por qué no?  Lo que pasa es que parte de la experiencia del fiambre está relacionada con recuerdos, nostalgia y tradición.  El fiambre, en mi casa, tiene que tener no sólo la sazón particular que nos gusta en casa, sino una estrecha e inequívoca relación con los sabores y texturas que recuerdo en casa de mis padres y en casa de mi abuela.  Y allá se usaban enlatados y conservas.

El fiambre de este año nos salió como debe ser…buenísimo como siempre.  Y lo gozamos como debe ser y como siempre, con la familia y amigos.

En la foto, el huipil es de Panajachel.

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2 comments

  1. Se vale comer fiambre en Diciembre? Usted sabe donde podría encargar uno para entonces??

  2. ¡Hola!, se vale comer fiambre en cualquier momento. Mi madre congelaba y lo comíamos el primer día de las vacaciones de semana santa en la playa. Otra vez comí fiambre el dia de mi cumpleaños, en noviembre; y mis cuates, Luis y Olga me pidieron que hiciera uno a finales de noviembre hace varios años. Sugiero buscar quiénes hacen fiambre…y preguntar si te hacen un poco. For the right price…casi todo es posible. Saludo