La fiesta en El obelisco

Confieso que soy fan de la fiesta de la Independencia en El obelisco.  ¡Me encantan la candidez, la alegría, el entusiasmo y la energía que la gente le pone a esa celebración!, y hay que estar ahí para sentirla y apreciarla.

Este año la celebración comenzó el viernes 13 en la noche cuando algunos grupos acudieron al monumento a los próceres de la Independencia de Centroamérica conocido como El obelisco.  Llegaron grupos familiares y un grupo de artilleros.  Había cuatro patojos que llevaron cervezas y bolsas de bocas.  Ellos con sus encendedores les ponían fuego a las antorchas que llevaban los grupos.  Y yo pensé…así es como se debería defender la libertad: con entusiasmo, con sentido del humor y con cervezas.

La mera fiesta, sin embargo es el día 1.  Este año, a diferencia de otros, llegamos a las 4:oo p.m. y a medida en que uno se va acercando a la plaza en esa medida se intensifica el ambiente de fiesta inconfundible por la música de la marimba y la de las bandas, y por los grupos que corren por aquí y corren por allá con sus antorchas.  Y también por los pitos y las trompetas.  Esta es una fiesta a la que no le intimida la bulla.

También es una fiesta para todos en la que ni la edad, ni la condición económica, ni nada impide gozársela, si uno sabe gozarse las fiestas en las plazas y en las calles.  Si ya se te olvidó como es eso hay que ir para recordarlo; y si no los has vivido no te niegues la oportunidad de hacerlo. Mi cuata, Dina, dijo: Estuve en el Obelisco y encontré aún más razones para decirles que me gustan las antorchas.

Este año había antorchas a la venta, por si andabas por ahí sin la tuya propia; y los vendedores también te ofrecían wipe y combustible.  Vi más gente disfrazada que otros años. Hasta vi un grupo perturbador que iba cargando cruces.  ¡Es una fiesta para todos!  Iba gente en pañales, iban muchachos con el cabello pintado, iba gente con disfraces, iban ancianos y niños, y hasta los rikshaws chapines iban de Independencia.

Las bandas escolares se esmeran no sólo con su música bailable, sino que con coreografías en las que participan estudiantes y el público.  El equipo de la Escuela de Educación Física hace una gran labor facilitando el tráfico de los grupos de antorcheros y ayudando a encender las antorchas.  Da gusto ver a las familias que llevan sus refacciones, o las compran ahí y pasan la tarde en la plaza.

Cuando estás ahí es fácil entender por qué es que hay grupos de interés que odian las antorchas y otras formas de celebrar esta fiesta, como los desfiles (que ahora son un montón).  No se pueden sembrar el odio y el rencor entre gentes que saben pasarla bien así.

Si te perdiste de la fiesta este año…no te la pierdas el próximo.  Tal vez también te vuelvas fan de esta celebración.

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2 comments

  1. ¡Qué alegre! Tenemos tan pocas oportunidades de celebrar los guatemaltecos todos juntos.

  2. ¿Sabe que me llama siempre la atención Luis? Que nunca veo que participen colegios de larga tradición o “pudientes”. Y no digo que este mal o bien, sino que sería bonito que también algunos de ellos participaran, que salieran de la burbuja en que algunos han querido mantenerlos, que vivieran la fiesta que se comparte ese día. Como decían una persona en un comentario anterior, son pocas las oportunidades en que celebramos todos juntos. Y la verdad no veo porque no lo hacemos todos más seguidos. Vivimos en el mismo país (aunque no la misma realidad) y esas celebraciones nos demuestran que no todo esta perdido con nosotros.