La Organización Internacional del Trabajo conoce 70 denuncias de muerte por parte de sindicalistas, ocurridas entre 2004 y 2011; de ellas y según la Fiscalía, en 22 expedientes no se comprobó filiación sindical alguna y en la mayoría tampoco se puede afirmar que el móvil hubiera sido la actividad de los sindicatos.
Esta noticia vuelve a poner al desnudo la precariedad de la vida en Guatemala, la ausencia de seguridad ciudadana y la resilencia de la impunidad; pero también pone al descubierto cómo es que muchos individuos y organizaciones acuden a la industria de la victimización. A veces esta victimización es de orden táctico en el contexto de la lucha de poderes y de intereses; pero otras sólo es la viveza de individuos tratando de sacar partido del ambiente de criminalidad, o de alguna circunstancia.
La noticia también aclara que mucha de la delincuencia no es un problema de conspiraciones, ni de cosas parecidas. También pone en evidencia que hay grupos y personas que trabajan en dañar la imágen del país con con demandas y querellas sin fundamento; mismas que ponen en riesgo los ingresos de millones de guatemaltecos trabajadores.
Como dicen las abuelitas, unos con la pena y otros en la pepena.
Es muy importante sacar a la luz pública las tácticas de muchas de estas organizaciones que viven de acomodar nuestro pasado y nuestro presente a sus intereses, manchando más nuestra imagen y manteniendonos en el subdesarrollo