Este año tardó un poco pero ayer se abrió mi flor de Perdidos en el espacio. Este año le hemos puesto nombre y les presento a Ofelia.
Los visitantes asiduos de Carpe Diem saben que la llamo flor de Perdidos en el espacio en alusión a la flora que salía en aquella serie de televisión sesentera. Ciertamente que mi Stepelia gigantea se ve como algo de otro mundo; y ya tiene tanto tiempo de ser parte de la familia que merece un nombre propio.
Ofelia es una suculenta que me regaló mi abuela, Frances, y tiene la particularidad de que no huele, sino hiede. Despide un hedor como a carne podrida; y aparte de eso llaman la atención su notoria hirsutez, su color y a su tamaño. Nunca ha sido polinizada pero atrae moscas que han de acudir encantadas por su olor característico.
¿Te preguntarás que cómo es que me causa alegría aquella flor tan poco agraciada? Y te diré que quizás es por su aspecto raro y porque es perseverante.
Mi cuate, Ryan, me cuenta que esta flor se encuentra en las partes más secas de Hawaii, y es conocida como como Caron Flower; supongo que en referencia al barquero Caronte y en alusión a su olor. Cuando Rya era guía turístico, allá, se divertía mucho cuando los visitantes no le creían lo del olor y acercaban sus narices a las flores sólo para revirar.