Nunca platiqué con don Tasso Hadjidodou a pesar de que tuve muchas oportunidades; y el viernes -que fui con unos amigos a cenar al Centro Histórico- no dejamos pasar la ocasión de tomar una foto de su estatua ya que uno de ellos es extranjero. En fin…es de ley mostrarles la estatua de don Tasso a los visitantes (aunque se halle mutilada por cafres).
La primera vez que supe de él fue cuando estaba en Quinto curso de bachillerato y Ramón Banús llegó a darnos una charla a la clase de Historia del Arte, luego de que habíamos visitado una exhibición suya. En dicha muestra había un cuadro con un personaje llamado El Tepejilote y don Tasso, que andaba por ahí (como andaba en todas partes) bromeó con que ese era su retrato.
Luego me lo encontré docenas y docenas de veces; y una de las anécdotas favoritas que estuché la contaba (y la contará) Felipe Valenzuela. Han de estar y estarán que doña Irina Darleé llevaba una orquídea en su vestido; pero seguramente de tanto saludo y abrazo que recibió en aquella ocasión la orquídea estaba aplastada. Don Tasso se le acercó y le dijo -con su acento francés característico: Irina, te desfloraron.
En fin…Tasso va a hacer falta. Como harían falta El Sobrerón, la estatua de Tecún Umán, o la Torre del Reformador.