En una de sus recientes visitas a Guatemala, el cuate John Blundell le dedicó el talento de su pluma al trabajo de la madre Inés Ayau, la líder de un pequeño grupo de monjas ortodoxas rusas libertarias que tiene a su cargo el manejo del Hogar Rafael Ayau. Las otras monjas son las madres Ivonne y María. Yo tuve la dicha de ayudar a John con algunas de las entrevistas para este reportaje; y tengo la dicha de conocer la obra a la que se refiere el reportaje y a las tres damas que la hacen posible.
Con el título The Road to Villa Nueva, el autor de Ladies of Liberty narra cómo la madre Inés ha dedicado su vida por los menos favorecidos, impulsada siempre por un espíritu emprendedor que heredó de su padre Manuel F. Ayau, fundador de la Universidad Francisco Marroquín.
El Hogar Rafael Ayau se fundó en 1856 por el tátara-tátara abuelo de la madre Inés y fue manejado de forma privada con buenos resultados hasta que el gobierno lo nacionalizó un siglo después. Para la década de 1990 los jóvenes que entraban al orfanato no recibían ni atención, ni educación apropiadas.
Cuando el entonces presidente Álvaro Arzú le preguntó si se haría cargo del Hogar, la Madre Inés dio una respuesta categórica: sí lo haría; pero sólo si le permitían tomar el control de toda la operación y se privatizaba el Hogar. Arzú aceptó.
Mientras un equipo dirigido por una compañía privada empezó a renovar el Hogar, la madre Inés se dirigió al norte de los Estados Unidos. Allí solicitó donaciones para su recién formada American Friends of the Hogar Rafael Ayau. Rápidamente recaudó un millón de dólares, ayudada por su familia –que era conocida y respetada en los círculos políticos, de negocios y filantrópicos–y por un banco local, relata Blundell.
La madre Inés, una monja de 60 años, entró a un convento de la iglesia católica romana hace cuatro décadas, cuando la teología de la liberación estaba en la cumbre de su popularidad. Viajó por todo el mundo enseñando religión mientras obtenía su título en teología, pero para su desánimo, en todos lados se encontraba con la teología de la liberación.
Siempre luché tan fuerte como pude. La teología de la liberación es una relectura de la Biblia con anteojos comunistas, buscando palabras fuera de contexto para justificar una agenda política comunista […] Estaba harta con la teología, así que mientras estaba en las Filipinas empecé a buscar algo más tradicional y descubrí la Iglesia ortodoxa rusa explicó.
A su regreso a Guatemala en los ochenta, la Madre Inés inició un gran proyecto, la construcción del primer monasterio e iglesia de la ortodoxia rusa en el país, situado en Villa Nueva. Pero luego vendría la propuesta del ex presidente Arzú por lo que se dedicó por completo al Hogar Rafael Ayau.
El orfanato prosperó a lo largo de los años. Unos 240 niños fueron adoptados y 900 se graduaron del programa escolar. Pero el Hogar se enfrentaría a nuevos problemas en 2007, cuando, impulsado por presiones internacionales, el presidente saliente Óscar Berger promovió pesadas regulaciones a los orfanatos y prohibió las adopciones privadas.
Las medidas asestaron un duro golpe al Hogar y a Inés. Sin embargo el orfanato continúa funcionando y sirviendo a una causa importante hoy día, como el propio Blundell pudo confirmar en una visita en marzo. A pesar de todos los obstáculos, la madre Inés sigue su marcha para adelante:
Veinte años después de empezar el trabajo en Villa Nueva, la construcción está por terminar. Las instalaciones se encuentran en un acantilado con vista al Lago de Amatitlán, donde la Madre ha construido una iglesia ortodoxa rusa de tal belleza y esplendor que tuve que sentarme por media hora para apreciarla toda. Cada centímetro cuadrado, incluyendo el techo, está pintado con iconografía exquisitamente coloreada. La Madre también ha creado una granja que produce pescado, carne de conejo, frutas y vegetales. Ella es una verdadera empresaria.