Se está armando alboroto porque cierta asociación privada, operadora de asilos de ancianos, no ha recibido el dinero que se supone que debería recibir del Ministerio de Salud.
Antes de continuar voy a aclarar que no tengo nada contra la benevolencia, ni contra la solidaridad; siempre que sean voluntarias y pacíficas. Voy a aclarar que creo que una sociedad civilizada no debería dejar en el abandono a sus ancianos. Pero lo que no creo es que el cuidado de los ancianos (para citar un ejemplo atingente) deba hacerse por medio de acciones violentas, como tomar dinero ajeno por la fuerza y transferirlo políticamente a grupos de interés.
Quiero cuestionar la bondad de esta práctica: la de establecer una asociación supuestamente privada, para obras de caridad, y luego esperar que esta sea financiada con dinero de los tributarios. Esto es esperar que sea fiananciada por medio de una transferencia forzada de recursos.
Voy a cuestionar la bondad de esta práctica: la de asignarles dinero de los contribuyentes, tomado por la fuerza, a actividades supuestamente privadas que esperan que sus operaciones sean sostenibles por medio de ese recurso.
Las organizaciones privadas voluntarias de servicio deben nacer y vivir sin necesidad del dinero de los impuestos, precisamente porque el sector privado de la economía es el sector voluntario y pacífico de la misma; en tanto que el sector público de la economía es el sector coercitivo y forzado de la misma. Es incongruente e inaceptable que alguien decida hacer una obra de caridad, y que luego crea que puede usar su influencia política y la fuerza para obtener dinero ajeno y financiarla…sobre todo si recibe un sueldo, o recibe alguna ventaja como consecuencia de su obra de caridad.
Ojalá que me equivoque, pero sospecho que muchas de estas obras de caridad que reciben dinero tomado de los tributarios, para sobrevivir, no son más que operaciones de connivencia entre políticos y personas aprovechan la oportunidad. Puede que algunas hayan nacido sanamente y con buenas intenciones, pero en el momento en el que piden y/o aceptan dinero ajeno tomado por la fuerza le venden el alma al diablo y se convierten en clientela política y en usufructuarios de privilegios.
Esta mala práctica debe ser erradicada para salud de la sociedad y del presupuesto del estado.
Luis, es exactamente lo que desde hace unos años ocurre con la teletón, empezó como una convocatoria a la población para que voluntariamente contribuyera; y la gente lo hacía. Pero hace unos años, los dueños del evento hicieron el respectivo lobby y ahora cuentan con 10 millones del presupuesto estatal.
Me imagino que algún incentivo debe haber para que se promueva a nivel del congreso ese tipo de “ayudas”.