Durante la fiesta de Guadalupe, en mi barrio, los toritos son mis favoritos. Me gustan las luces, me gusta cuando baila El torito, y me divierte mucho cuando se deja ir y uno está a punto de ser embestido por esta bestia de luces.
¿Quién sabrá cuántos toritos se queman durante el recorrido de este cortejo en la Villa de Guadalupe?
Me gustan tanto, los toritos, que para el Día de Gracias quemamos uno en mi casa -mismo que era para mi cumpleaños, pero que por la lluvia ya no pudo ser quemado-.
De todos los fuegos artificiales que he visto mi favorito es El Torito. Oí por primera vez de él cuando era niño y mi tía abuela La Mamita me contaba de los festejos populares de cuando ella era niña, a principios del síglo XX.
Cuando ella llegaba a la parte del torito, y de cómo se dejaba ir entre la gente mientras disparaba cohetes y luces, yo me emocionaba mucho. Pero no fue hasta la adolecencia que vi uno en persona. Y desde entonces no me resisto a ver toritos, aunque me correteen.