En un tiroteo con los Navy Seals, Osama ben Laden fue muerto en Pakistán. Casi 10 años después del ataque contra la civilización, que el difunto organizó en Las Torres Gemelas de Nueva York, ben Laden cayó luego de ser perseguido como el criminal que era.
Osama ben Laden no era un anciano idealista que deseaba cambiar el mundo; era un enemigo megaviolento del individualismo, la razón, la libertad, el capitalismo, la tecnología, el estado de derecho y muchos otros valores propios de Occidente.
El fin de ben Laden no es ni el fin de la guerra, ni el fin del terrorismo, ni el retorno de las libertades perdidas. Ni siquiera es el fin de las impertinencias y abusos que cometen algunas autoridades en los aeropuertos. Pero sí es el fin que merecía este personaje. Sic semper tyrannis. Todo terrorista del calibre de ben Laden debe saber que va a ser cazado donde quiera que se esconda, y por el tiempo que sea necesario.
Tampoco creo, como creen unos, que la muerte de ben Laden sea el boleto de Barack Obama para ganar las elecciones de 2012. Es la economía, y no la política internacional, lo que les interesa a los votantes estadounidenses; sobre todo porque la economía se está deteriorando y porque la administración Obama no sólo no está haciendo nada para detener el deterioro, sino que lo está cultivando y empeorando.
¿Alguien con dos dedos de frente esperaba que el fin de Osama ben Laden fuera el de todos los males del mundo? No. Pero el fin de ben Laden es como el fin que tuvieron Bonnie y Clyde, o el que tuvo John Dillinger, en el sentido de que no es ajeno a la vida que eligió llevar. El fin de ben Laden debe ser analizado en su todo su contexto que no es ajeno al 11-S, ni al 11-M, ni a la guerra que emprendió contra la civilización.
Dicho lo anterior, está por verse si el gobierno de Pakistán sabía, o no que un grupo de Navy Seals iba a entrar a su territorio y a hacer lo que hizo. Habría que ver que pasaría si un grupo de militares pakistaníes llegara a un barrio de Washington D.C. y bombardearan casas para sacar a un criminal. Mi primera reacción es que a gente como Osama ben Laden no se le puede tratar como a un igual, ni con las mismas reglas que él desprecia con violencia que espanta. O, como dijo Raimondo, en Lucia di Lammermoor: Chi di ferro altrui ferisce, pur di ferro perirá.
Para entender la naturaleza de ben Laden y lo que representa, recomiendo la lectura de Winning the Unwinnable War, por Elan Journo.
Y usted, ¿qué opina?
Don Luis. yo opino:
1. El balance costo/beneficio de ‘cazar’ a Ben Laden es negativo para EEUU. Irónicamente está inconsecuente caza del enemigo público número 1, ha beneficiado a Al Quaida desestabilizando a EEUU, pues ha provocado dos guerras sumamente costosas, no ha acabado con la “guerra contra el terrorismo”, ha acabado con libertades individuales, ha empeorado la imágen de EEUU, no digamos de los escándalos en Irak, Guantanamo, etc. Además que ha creado un Mártir. 100 puntos para Al´Quida pues…
2. Si bien el lema “we´ll get you no matter where you are” busca revindicar el 11 de Sep. y llevar “justicia” a los ciudadanos de EEUU me parece contradictorio pues supuestamente se le está juzgando bajo los principios bajo los que viven los estadounidenses. Quiere decir que para estos derechos hay excepciones cuando se trata de un ser malévolo? No somos todos iguales ante la ley, sin importar que tan malo y feo sea yo? EEUU levanta un muro enorme para proteger sus fronteras y sus valores pero se pasa como Juan por su casa en las fronteras ajenas para llevar justicia a los ciudadanos que viven a 100000 KM de distancia?
Es creo, un tema de matices grises y no creo que haya una respuesta clara, pero “celebrarlo” como lo hicieron miles de ingenuos gringos me parece patético.
3. Un caso similar a acciones de seguridad nacional en fronteras ajenas fue cuando Colombia bombardeó el campo narco-terrorista de las FARC en Ecuador. En un mundo de matices grises, es talvez mejor pedir perdón que permiso…
Juan Carlos Carrillo A1-929237