Una de las cosas que más impresiona mal a los visitantes que se reciben en Guatemala, es que las casas están rodeadas con entre una y tres filas de razor ribbon. La otra cosa que da muy mala impresión es que por todas partes hay guardias armados. Y ahora, ¿cuál es la novedad? Que a los autobuses del servicio de transporte colectivo urbano, los pilotos y propietarios les están colocando capas de kevlar con la esperanza de protegerse contra las balas. Es que, entre enero y julio de este años fueron asesinados 85 conductores de buses y 33 taxistas. Yo supongo que las familias de estas víctimas no pueden aguantarse, como recomendó Alvaro San Nicolás Colom; y supongo que las familias de los pilotos que buscan protegerse, tampoco quieren aguantarse.