Los de la primera foto son tres panes de
Flores Costa Cuca, que recibimos en casa, gracias a los cuates Alexis y Mari. Y los de la segunda foto son dos panes de
San Marcos, que nos trajeron mi hermana Guisela y el Ale.
Nótense los diseños distintos; y su sabor y texturas también son diferentes. Cada región tiene sus panes característicos; pero todos tienen los mismos propósitos: que haya pan durante la temporada en la que ninguna panadería trabajaba; y compartirlo con familiares, amigos y vecinos. Durante esta temporada el pan se hace por arrobas y se obsequia, o se intercambia.
La tradición, en la Costa Sur, es comerlo remojado en
miel de garbanzos; y no se qué ocurre en otras partes del país. Pero estoy seguro de que, sin duda, también se come remojado en chocolate y en café con leche.
En un momento desayunaré miel de garbanzos y remojaré, en ella, pedazos de estos panes deliciosos.
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