La idea era hacer el pan de Semana Santa como el que hacen en la Costa Sur. Así que el lunes en la noche dispuse hacerla de panadero.
En la Costa Sur, durante esta temporada la gente hace el pan, no sólo para el consumo de la casa, sino para regalar e intercambiar. Así que los canastos de pan van y vienen por calles y caminos. La gente se esmera con su pan y el que puede lo hace con lujo de leche y huevos. Como la mayor parte de personas no tienen hornos para pan en sus casas, hay lugares donde alquilan tiempo de horno y parte de la diversión es que la gente vaya a hornear el pan que ha preparado en casa.
La costumbre (y necesidad) de hacer arrobas de pan en la temporada, viene de cuando el país “se cerraba” por la Semana Mayor; y todavía, cuando yo era niño, no era posible encontrar pan fresco entre el jueves y el domingo. Ahora casi no hay nada que cierra y generalmente las panaderías y supermercados sólo cierran el viernes. Ya no es necesario hacer arrobas de pan, pero es una costumbre hermosa y deliciosa. Se llaman Panes de Velación porque también se consumen durante las velaciones que hace la gente en sus casas y en las iglesias.
Por cierto que, la mejor forma de comerlos, es remojándolos en miel con garbanzos que es otra delicia de la temporada, y que ya estamos preparando en la casa.
Dicho lo anterior, toca confesar que aunque el pan nos salió bonito, su sabor y su textura no es como las de los de la Costa. Primero, porque no usamos harina dura; segundo, porque no le sacamos suficientemente bien el aire a la masa; tercero, porque no dejamos reposar el pan, en las latas, antes de hornearlo; y cuarto, porque le hizo falta mantequilla. Estoy contento, sin embargo, porque he aprendido mucho de esta experiencia panificadora.
A mí me gusta la idea de hacer bien el pan, porque el pan es un alimento básico en Occidente. Está muy vinculado a la Tierra, a la civilización y a la cultura. Para mí, el aroma, el sabor y la textura del buen pan simbolizan todo lo que es bueno, todo lo que es bello y todo lo que es pacífico. Por eso, también, es que me gusta mucho esta tradición de la Costa Sur de Guatemala, la de hacer pan y compartirlo.
…ahora quiero aprender a hacer bien el pan de la Costa.
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This entry was posted on miércoles, marzo 31st, 2010 at 10:27 am and is filed under alimentos, comida típica guatemalteca, costumbres, Semana Santa, tradiciones.
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Saludos, Luis.También por aquí, por el sur de España, recuerdo en mi pueblo, en la Provincia de Córdoba, que de la misma manera las mujeres acudían con sus lebrillos a la cintura, cubiertos de un paño blanco y llenos de dulces para la semana santa, como las magdalenas o los bizcochos. Se horneaban en el horno del pueblo alquilado por tiempo de cocción. Son recuerdos de mi infancia que también tienen su relación común con otras partes de latinoamérica. Un recuerdo hermoso para un tiempo hermoso también, con aromas a canela, clavo y matalauva o sésamo.
[…] año pasado hicimos pan sin la asesoría de las expertas; y aunque el sabor estaba bien, la textura no era la apropiada. […]