La UNE en crisis

Las divisiones en el partido oficial, la Unidad Nacional de la Esperanza, se van a hacer más abismales en la medida en que la administración de Los Colom se deteriore y en la medida en la que los acomodos para las próximas elecciones se hagan más y más difíciles.

El deterioro de la administración de Los Colom se debe a tres causas principales: su incapacidad evidente para proveer mínimos de seguridad ciudadana y de justicia; la corrupción y la podredumbre que ha hecho metástasis en todos los niveles y en los tres organismos del estado; y las denuncias que hiciera el abogado Rodrigo Rosenberg antes de ser asesinado.  Denuncias que deben ser investigadas a profundidad, que le han quitado le venda de los ojos a muchos, y que hicieron evidente lo que algunos se negaban a creer en cuanto a inseguridad, falta de justicia y excesos de venalidad.
La UNE se desgranará porque la gente decente que hay en el partido se sentirá cada vez más incómoda dentro de esa organización y en esa compañía; se desgranará porque los más inescrupulosos se asegurarán posiciones y continuarán con el saqueo del presupuesto a sabiendas de que esta es su última oportunidad; se desgranará porque habrá que hacer nuevas alianzas y porque la dirigencia del partido no podrá quedar bien con todos.  De hecho, ya los sectores socialdemócratas de principios los han abandonado; y  los alcaldes oficialistas están pensando en que mal paga el diablo, a quien bien le sirve.
Las divisiones y las pugnas obligarán a la dirigencia partidista a separar el trigo de las cáscaras y a definirse para prepararse con miras a las elecciones generales.  Y como muchos dirigentes saben que si las pierden podrían pasar por las penas que han pasado exdirigentes del Frente Republicano Guatemalteco, el partido oficial se verá entre la espada y la pared.  Al oído de la dirigencia de la UNE, los consejos de sus amigos chavistas serán los más peligrosos; pero siempre habrá oportunidad para que priven la razón y el buen juicio.
Otro peligro para el sistema democrático serán el carácter tractoril de Sandra Evita Torres, y la influencia del pensamiento marxista-leninista entre las filas de los exguerrilleros que están cerca del círculo de poder del partido y de la administración.
Los codazos, empujones, bofetadas y manotazos que ahora vemos entre miembros del partido oficial y la administración de Los Colom es sólo el principio de un proceso que, en un grado menor, ya vivieron la Democracia Cristiana Guatemalteca, el Partido de Avanzada Nacional y el Frente Republicano Guatemalteco, que no sobrevivieron al ejercicio del poder porque se intoxicaron de él; y porque -igual que ocurre con la UNE- no respondieron a las expectativas de seguridad y de justicia de parte de la demanda electoral, y se atascaron en el lodo de la corrupción.  
A como veo las cosas, dentro de la UNE y dentro de la administración de Los Colom, los espacios se harán insuficientes; la gente confiable se hará más escasa; el latrocinio se multiplicará a la n potencia; y la desconfianza cundirá entre facciones.

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