Cuando yo era niño, así aprendí a montar bicicleta: Mis cuates me encaramaron en la cicle y me dejaron ir por la bajada que hay entre el acceso al Hotel Tzanjuyú y lo que entonces era la gasolinera Gulf que estaba en la entrada de Panajachel. Aunque la carretera estaba asfaltada, la calle que me recibía, frente a la Gulf, era de puras piedras y tierra. No me dejaron ir una vez…sino varias…las que fueron necearias para que yo aprendiera a sostenerme.
Así aprendía uno las cosas; y uno barranqueaba, y uno tomaba agua de la manguera del jardín. En todo eso he pensado cuando leí la advertencia que encontré en mi bicicleta:
No monte esta bicicleta hasta que haya leído y entendido exaustivamente el manual de propietario.
¡Chispas!, me dije; ¿en qué mundo vivimos y qué clase de gente somos? Nótese que no basta con leer y endender el manual; sino que hay que hacerlo exaustivamente. Yo, que no leo el manual de mi compu y que aprendía montar cicle a fuerza de trancazos y raspones en calle de piedras, me pregundo ¿qué clase de gente estamos criando, que necesita leer y entender exaustivamente el manual de una bicicleta? ¿Qué clase de gente estamos criando, que el fabricante de bicicletas tiene que poner semejante advertencia en su producto?