La Cicig se cura en salud

Beat Rohr, el procónsul de la ONU en Guatemala, dijo que “el más grande enemigo de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala es la expectativa. Es una comisión muy humilde en términos de recursos, y puede conducir a una menor impunidad en el país, pero no lo va a resolver todo”.

A mi, eso me suena a curarse en salud, o como se dice por ahí, “duele menos si lo digo primero”. Lo cierto es que quienes querían que la Cicig fuera una forma de Gestapo, o de KGB, se quedaron con las ganas; y lo que resultó fue una oficina de burócratas más que no reportará muchos más beneficios que aquellos que reciban los que obtienen cheques mensuales de ella.

Lo que si es cierto es que, como dice Rohr, la Cicig “al final depende del funcionamiento del sistema de justicia guatemalteco”; y ahí es donde estaba el problema desde el principio. No hacían falta funcionarios exentos de impuestos y que ganan cheques en dólares para que nos dijeran eso. Al final, la Cicig no será más que un ñaque más, en la extraordinaria colección que acumulan la ONU y la administracion chapina.

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