Hoy leo que “en lo que va del año han ocurrido seis conflictos entre municipalidades y pobladores de distintos departamentos”; y también leo que “una vez más la falta de diálogo entre la población y su jefe edil desencadenó un violento conflicto en Cubulco, Baja Verapaz, que finalizó con el lamentable saldo de un adulto y un niño muertos, seis heridos y la vivienda del alcalde destruida”.
Uno puede escribir mucho sobre qué es lo que ocasiona esta violencia tumultuaria, sobre la ingobernabilidad y sobre la legitimidad de las autoridades en todo el país. Lo que a mi me llama la atención de estos hechos es cierta fraseología utilizada para describir los hechos: “Rolando Rivera lleva 12 años de dirigir la Municipalidad de Cubulco. Ahora pretendía reelegirse”, dice la nota. Otra nota que encontré por ahí, dice que “Docientos sesenta y tres alcaldes buscan reelegirse”; y una más dice que “controversiales candidatos a la alcaldía buscan reelegirse el próximo 9 de septiembre”.
Lo cierto, sin embargo, es que los alcaldes buscan ser reelectos; y los electores son los que los reeligen. Un alcalde no se reelige; sino que la gente lo vuelve a elegir. ¡La gente es responsable de los funcionarios que lleva por medio de su voto!