Mucha gente está indignada por la riña de ayer en el Congreso; pero yo pondría las cosas en su justa dimensión. La indignación que me parece más inapropiada es la que tiene su orígen en que la reyerta ocurrió frente a los embajadores. Me parece inapropiada porque los enviados diplomáticos llegan al Congreso a mover las pitas de los diputíteres y a presionar en favor de la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala. Así que se merecen que los hagan esperar y que les den un espectáculo de esos.
La otra indignación inapropiada es la que tiene su orígen en la sorpresa. ¿De verdad les sorprende que gente como Tracena se comporte como se comporta? Yo digo, porque como decía Jorge Skinner-Klee cuando alguien se quejaba de la baja calaña que abunda en el Legislativo: Eso es lo que da la melcocha. Sepa, usted, que los diputados no viene de Marte, ni de allende la Mar Océana (donde también ocurren cosas parecidas, a mí que no me vengan con cuentos); y de hecho, como los diputados que tenemos salen de entre nosotros. Gente como Taracena está ahí porque mucha gente (que usted conoce) colaboró con la campaña de la Unidad Nacional de la Esperanza y seguramente hasta votó por él. ¡Así que no se hagan! ¡Gente como esa llega, porque usted, o sus amigos, o su familia la llevan!, o dicho en otras palabras: No tiene la culpa el loro, sino el que le enseña a hablar.
La nota particularmente divertida y chusca la puso Anabella de León con el hecho de haberle arrojado agua a Taracena; y claro que como este sujeto es particularmente grosero con las diputadas, a quienes suele faltarles al respeto en el hemiciclo, pues ya hacía ratos que se andaba buscando algo parecido. Por cierto que lo del vaso de agua me recordó aquella vez, en no recuerdo qué ocasión, en la que Zury Ríos y otros miembros del Frente Republicano Guatemalteco le pusieron chile o ají en los ojos, a otros diputados.
De cuando en cuando, en el parlamento ocurren cosas así de ridículas. Recuerdo una vez que a Abundio Maldonado, habiendo sido electo como presidente temporal, para que meramente continuara el trámite durante una toma de posesión, otro diputado tuvo que callarlo cuando el exalcalde trató de dar un discurso
Tanto José García Bauer como Rafael Téllez se abrazaron a la bandera nacional en el hemiciclo, en no se qué circunstancias distintas.
Total…eso es lo que da la melcocha.
Gracias al lector Johnatan, que me dió la pista, comparto con ustedes esta joya de George Carlin: