¡Ah, que alegre!, vi el tránsito de Mercurio y ya sabes, a mí esas cosas me emocionan mucho. Si no lo has visto, no puedes imaginar lo fascinante que es ver los discos (en realidad las esferas) celestes cuando se cruzan.
El tránsito de Mercurio es el paso de aquel planeta frente al Sol visto desde la Tierra. Se produce cuando el Sol, Mercurio y el globo terráqueo se encuentran alineados y en ese orden. Dime si no te deja papo comparar el tamaño de Mercurio con el del Sol.
Aunque el fenómeno ocurrió anteriormente en mayo de 2016 en esa ocasión no lo vi; pero en noviembre de 2006 si tuve la oportunidad de disfrutarlo.
Pude ver el fenomeno gracias al telescopio de Edgar Castro Bathen y conseguí la foto gracias al adaptador de teléfonos, de Rafael Lara.
Lo único que me faltó para completar la experiencia fue escuchar Alto Giove, de la película Farinelli, para que la experiencia fuera más encantadora.
Nada tiene que ver; pero sí tiene que ver el hecho de que mi padre, cuando quería decir Vamos al mercado, decía Vamos al mercurio. Esto es porque Mercurio era el dios del comercio; y en el viejo mercado de La placita, que ahora es el Mercado sur dos, había una estatua del dios. Aquel viejo mercado se quemó y quién sabe qué fue de la estatua. Y el Mercado sur dos era el favorito de mi padre. Y el planeta que hoy nos ocupa lleva el nombre de Mercurio que, no sólo era el dios del comercio, sino el mensajero de los dioses olímpicos.