A los estudiantes, Giancarlo Ibargüen solía decirles: Que nadie les robe la pasión por lo que hacen, ni mucho menos por la vida misma. Caminen siempre con dignidad y con la frente en alto, sabiendo que viven una vida coherente con sus principios y sus valores morales. Que nadie les impida construir un mundo mejor. No era un consejo vacío, ni ese tipo de cosas que se dicen para ser citadas; voy a atreverme a decir que pocas personas tienen tanta pasión por lo que hacen y por la vida como la que encendía a Gianca; y pocas personas irradian dignidad como la irradiaba él. Fue un aristócrata aristotélico y un caballero, fue don Quijote, Batman, John Galt y un hombre inmensamente bondadoso. Gianca no sólo dejó un mundo mejor que el que encontró, sino que tocó el alma y lo mejor en todos los que tuvimos la dicha de conocerlo.
Fue un gigante en su carácter humano y en el de intelectual honrado; y su grandeza se notaba hasta en los pequeños detalles. Hace años un visitante en la Universidad Francisco Marroquín me dijo: ¿Sabe qué me impresionó? Vi al Rector caminando por un pasillo y se agachó para recoger una basura en el suelo. Un día me pidió (con el modo suyo al que nadie podía negarse) que trabajara un sábado para atender visitantes…y yo hubiera venido con gusto no sólo porque él lo pedía, sino porque los visitantes eran gente fascinante; y así como a modo de disculpa, me dijo: Como va a haber almuerzo, te pedí tu sándwich favorito. A ver…¿cómo es que recordaba cuál era mi sándwich favorito? Era un gigante y nada estaba por debajo de su alma grande. Un día me alcanzó en el jardín y me dijo: Luisfi, te vi caminar y me acordé de la película de los pingüinos.
Giancarlo Ibargüen contribuyó decisivamente al éxito de la liberalización de las telecomunicaciones y a la liberación de las divisas en Guatemala. Fundó The Antigua Forum. Revolucionó la educación y el aprendizaje colaborativo para el siglo XXI, no sólo en las aulas de la UFM, sino en el ambiente emprendedor y en el de las reformas sociales y políticas.
Para los que lloraríamos su partida, un día tuiteó: Déjate de eso y saca fuerzas de flaqueza, Sancho.
Columna publicada en elPeriódico.