Alcachofas mini, qué delicia

 

El sábado almorzamos alcachofas y, aunque están escasas, debido a esa circunstancia comimos unas pequeñas como nunca había visto antes. Pequeñas, chulísimas y llenas de sabor. ¡Qué sabor!

Alcachofas acompañadas por buen pan y aceite de oliva y sal.

En casa las comemos solo con aceite de oliva y sal; pero en casa de mis padres y de mi abuela, Frances, se comían con una vinagreta de cebolla picada fino, pimienta, sal, vinagre de manzana y aceite de oliva. Una amiga de mis padres y de mi abuela, Wichi de Hayter, las servía con mantequilla derretida donde se remojaban las hojas. En casa también hemos preparado lingüini con salsa de corazones de alcachofas y crema, salsa ligeramente sazonada con nuez moscada. Y ahora que hago cuentas… hace como 15 años que no hacemos esa receta.

Recuerdo muy bien la primera vez que comí alcachofas y debe haber sido cuando tenía unos 7 u 8 años, en la casa de mi abuela, Frances. Fue ella quien me enseñó a comer la parte tierna y deliciosa de las hojas, y quien me enseñó a cortarlas de modo que pudiera extraerle el corazón a la alcachofa y a separarlo de las espinas que trae la planta. ¿Sabes?, siempre me he preguntado quién habrá sido el valiente que descubrió cómo comer alcachofas porque casi parecen salidas de la serie Perdidos en el espacio.

¡Carpe diem: atrévete a redescubrir las alcachofas y su sabor delicioso oculto en cada hoja!

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