Me encantan las efemérides porque me enseñan novedades que no sabía; porque me recuerdan acontecimientos; porque me conectan con personajes y porque siempre me ha gustado la historia.
Resulta que cada año, del 16 al 19 de julio hay una sucesión de acontecimientos históricos que no están conectados entre sí y que no tienen nada que ver conmigo; pero por algún motivo me llaman la atención de niño y adolescente.
La segudilla comienza el 16 de julio de 1979 fecha en la que Anastasio Somoza Debayle renunció a la presidencia de Nicaragua. Entonces yo estaba en Quinto bachillerato y mis amigos y yo habíamos seguido de cerca -como bien se podía en aquellos tiempos de la prehistoria informativa- los acontecimientos en el país hermano. En el contexto del enfrentamiento armado interno, en Guatemala, nos inquietaba el posible triunfo de los sandinistas (afines a Cuba y a la URSS). Mi padre, había tenido mucha relación con Nicaragua primero por medio del INCAE (porque él había sido director ejecutivo de esa organización educativa en Guatemala) y luego por Credomátic (porque él había sido el primer gerente de esa empresa en Chapinlandia). MIs amigos y mi familia vimos la tristemente célebre ejecución de un periodista estadounidense en Nicaragua en junio anterior y muchos coincidimos en que ese era el fin del gobierno de Somoza.
La madrugada del 17 de julio de 1918, el zar Nicolás II, la zarina Alejandra; el zarévich Alexis; y las grandes duquesas Olga, Tatiana, María y Anastasia, fueron asesinados por los comunistas junto al médico de la familia, un criado personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia. La historia de la familia imperial rusa y sutriste final me impresionó desde que, durante una Semana Santa en el mar, mi abuela contó que había visto le película Nicholas and Alexandra, basada en una novela homónima que había leído unos años antes. Yo mismo, leería la novela y vería la peli muchos años después. El caso es que, en una conversación familiar, durante la cena, mi abuela nos contó muchísimo sobre el final de la dinastía Romanov y yo no pude dormir esa noche.
El 18 de julio, pero de 1936 empieza la guerra civil española misma que duraría hasta el último parte de guerra, de Francisco Franco, en abril de 1939. El bando nacional (que agrupaba a conservadores, católicos, fascistas, carlistas, monarquistas entre otros) se enfrentó al bando republicano (que agrupaba a comunistas, anarquistas, socialistas y otros). Durante el tiempo que duró la guerra ambos bandos cometieron atrocidades. ¿Está mal decir que uno tiene momentos favoritos durante una guerra? Pues…yo tengo dos de esta:
Durante la defensa del Alcazar de Toledo, los republicanos amenazaron con matar a Luis Moscardó, hijo del general José Moscardó que resistía el asedio, si el militar no rendía el fuerte. En una conversación telefónica de 23 en la que Luis le dijo a su padre que lo iban a fusilar si no efectuaba la rendición, el General respondió: Pues encomienda tu alma a Dios, da un grito de ¡Viva España! y muere como un patriota. Desde siempre, esa escena me pareció muy conmovedora.
Cuando el general José MIllán-Astray entró gritando ¡Viva la muerte! a la Universidad de Salamanca, Miguel Unamuno contestó, entre otras cosas: Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho.
Si te interresa el tema hay mucha literatura al respecto de esta guerra; pero a mi me encantaron Los cipreses creen en Dios y Un millón de muertos, por José María Gironella, que son novelas, pero muy buenas novelas.
El 19 de julio del 64 comienza el gran incendio de Roma en tiempos de Nerón. Se sabe poco del incendio y al respecto hay muchas contradicciiones. Ya sea verdad, o no, a mi lo que me impresionaba de aquel acontecimiento era la imagen del Emperador tocando la lira y cantando frente al horror de aquel incendio. De niño me parecía como algo indigno de un monarca y un acto de maldad. Vaya uno a saber si lo de la lira fue cierto y vaya uno a saber si el fuego fue excepecionalmente destructor. Pero lo cierto es que en mi imaginario infantil Nerón era un villano demencial.
Por cierto que, los niños teníamos un chiste de Nerón y aquí te va:
– ¿Por qué Nerón mató a su madre Agripina?
– Porque le puso nombre de perro.
Actualización: Me acabo de enterar, por cierto, de que hoy se cumplen 75 años del asesinato del mayor Francisco Javier Arana, a quien se le recuerda con respeto, en Guatemala. Mi madre cuenta que ella tenía 9 años cuando escuchó la frase: ¡Mataron a Arana!