Acabo de leer que los volcanes dormidos emiten tres veces más azufre que lo estimado. En Guatemala se estima que hay entre 37 y 43 estructuras volcánicas y se considera como activo todo volcán que ha tenido actividad registrada en los últimos 10,000 años.
Técnicamente no se usa la frase volcán dormido, pero uno podría decir que un volcán que no ha manifestado actividad medible en su superficie está dormido. ¿Será lo mismo un volcán dormido que uno extinguido?
En aquello me puse a pensar cuando vi publicada esta conversación que tuve sobre la gestión del ambiente con Carlos Martínez, Asesor de la Subsecretaría de Interior, en Chile, en temas relacionados con medio ambiente y conflictos socio-ambientales.
Hay pocos temas tan de moda como el del ambiente, dijo Carlos, al apuntar que todos somos defensores del ambiente; pero los problemas son cómo y para qué. Carlos ha dedicado muchos años a estudiar las líneas de defensa del ambiente y algunas le parecen altamente cuestionable. Actualmente nos enfrentamos a una ideología ambientalista que pone en juego el progreso, el desarrollo, la libertad de las personas y la economía libre. Una cosa es la conciencia ambiental y otra es atribuirles los problemas ambientales a una sola causa.
SI te interesan estos temas, seguramente quieres ver esta conversación.
Actualmente el mercado premia a quien protege el ambiente y castiga a quien lo daña, explica Carlos que, también, se refirió a las profecías catastróficas que no se han cumplido. Hizo alusión a la inviabilidad de la vida primitiva y autárquica que promueven algunos ambientalistas.
Hizo alusión al atropello contra los derechos humanos, implícito en algunas políticas impulsadas por el ambientalismo radical que sostiene que los árboles, los glaciares y otros tienen derechos. Esta es una concepción muy ajena a occidente y ajena a las tradiciones humanistas, ilustradas y antropocéntricas de occidente.
Advirtió contra los peligros implícitos en el antiestractivismo, una corriente más reciente del ambientalismo, que tiene raíces en el marxismo y va de la mano del ecoindigenismo y de la deep ecology.
Carlos es autor de La república independiente de Douglas Tompikins; y de La nostalgia del paraíso, las raíces ideológicas del ecologismo.