La verdadera lucha de clases

 

Recién leí una genialidad: La verdadera lucha de clases es entre quienes reciben subsidios, y quienes los pagan. La frase está relacionada con otra que dice -poco más o menos- que la transferencia forzada de riquezas ocurre de los grupos no organizados hacia los grupos organizados.  Es decir: te organizas (en una cámara, en un sindicato, o en asociación), consigues que tus necesidades, o las de terceros (que son tu clientela potencial) sean clasificadas políticamente como derechos y los que no estamos organizados te las tenemos que financiar porque consigues una ley para forzar ese financiamiento.

¿No me crees?  Aquí van tres ejemplos.

El Congreso aprobó legislación para forzar una tasa preferencial (subsidiada) para promover la construcción de viviendas para la clase media.   Alguien quiere construir casas y alguien quiere colocar el dinero que le sobra sin correr muchos riesgos.  Ambos encuentran que hay gente que quiere casa subsidiada…y otros pagan la tasa preferencial subsidiada.  ¿Quién crees que va a subsidiar la tasa?  Como las tasas de interés son los precios del crédito, y los precios llevan y traen la información necesaria para que los agentes económicos tomen decisiones acerca de dónde y cuándo colocar sus recursos, ¿Quiénes se beneficiarán con los precios falsos del crédito para la vivienda? ¿Quiénes saldrán perjudicados?

Alguien tiene capacidad para producir etanol en cantidades industriales, consiguió apoyo político en el Congreso y ¡Sorpresa!, este año se prevé crear legislación y las regulaciones necesarias para forzar que a las gasolinas se les agregue hasta 10 por ciento de etanol.  Según los expertos eso beneficiaría a los consumidores y al ambiente…pero…si es tan bueno, ¿por qué tiene que hacerse a la fuerza? Pues para asegurar la producción y proteger a los productores.  ¿Tu qué creías?

Alguien quiere importar y vender carros eléctricos en un ambiente mercantilista y patrimonialista como el chapín, ¿cómo le hace? Consigue apoyo político y legislación que disponga el privilegio de que su clientela no pague IVA, ni Impuesto de circulación y ¡Ya! Los privilegios hacen la magia.

¿Capisci?

Columna publicada en elPeriódico.

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