Me está encantando Guatemala

 

Me está encantando Guatemala dijo uno de los visitantes extranjeros que llevé al Mapa en relieve, a caminar por la Sexta avenida, a almorzar donde doña Mela y a tomar café y un Zacapa en una terraza coqueta en la zona 1.  Guatemala es una urbe con mucho carácter, dijo su colega, con quien coincidimos en que mucho de lo encantador del Centro -aparte de que está limpio a pesar de la inmundicia y la incuria de muchas personas- no es su unidad inexistente, sino su diversidad arquitectónica y estilística.  Es un catálogo que muestra la historia y la vida de la ciudad, coincidimos los tres.

El de ese par de profesores no es caso aislado, todos los visitantes que paseo por la ciudad coinciden en que es limpia, verde, con carácter y encanto…sin perder de vista los problemas.  Si, el tráfico es una porquería (ayer estuve parado 25 minutos a 20 metros de mi casa); si, la delincuencia es agobiante; si, la escasez de agua potable les hace la vida miserable a muchas personas; si, el transporte colectivo es ineficiente y corrupto; si, el POT estropea los conceptos de ciudad y el de urbe…y así podemos seguir la lista.  Pero el caso es que el día a día de la vida en Guate nos impide apreciar una urbe que no es un pueblón, ni un basurero y que es capaz de despertar admiración y cariño.

En esa misma dirección me gusta ver youtubers que comparten sus reacciones.  Por ejemplo: unos coreanos que ven un vídeo de Shakira por primera vez, o unos que comen arroz con leche por primera vez.  Pues bien, hay youtubers que ven vídeos de Guatemala por primera vez.  Todos quedan encantados con los paisajes, las tradiciones y costumbres, los colores, las comidas, los poblados, la gente y con lo animada y vibrante que es la ciudad de día y de noche. Para mí, es emocionante ver las reacciones de esas personas que suelen ser jóvenes.

Es cierto que Guatemala no es la tacita de plata que añoran algunos, porque es una ciudad viva y una urbe que evoluciona, y no creo que haya que congelar el tiempo; pero, ¿Podríamos valorar mejor lo que tenemos? ¿Podríamos no contribuir a la suciedad y al feísmo?

Columna publicada en elPeriódico.

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