Diógenes de Sínope, filósofo griego, vivía en una tinaja. Alejandro Magno quiso conocerlo, quizás por curiosidad de encontrarse con un pensador tan diferente a su maestro, Aristóteles. El macedonio conversó con el pensador y, conmovido por su condición precaria, le preguntó que si podía hacer algo para mejorar su situación. ¿Cuál fue la respuesta de Diógenes? Sí…apártate, que me estás tapando el sol.
De aquello me acordé cuando leí que 78 por ciento de las muertes por covid pudieron ser evitadas; y que ocho de cada 10 fallecidos por aquella enfermedad habrían entrado en las fases se vacunación…si hubiera vacunas*. Me acordé cuando leí que las vacunas (rusas, para más fregar) están viniendo por pushitos. Me acordé cuando leí que, al paso que vamos, la vacunación de los chapines no va a terminar antes de cuatro años.
Me acordé de otra historia. A veces, cuando le preguntas a un niño, ¿por qué le pegaste a tu hermano? ¿Cuál es la respuesta? ¡Porque él me pegó primero! Al no querer hacerse responsables de sus decisiones y de sus actos, muchos niños optan por tratar de escabullirse y culpar a otros por lo que han hecho.
En aquello pensé cuando leí que la Ministra de Salud culpa a la población por la situación del covid en Guatemala.
Los políticos y burócratas en el poder han monopolizado y centralizado la vacunación. Han sido incapaces de organizar jornadas de inoculaciones sostenibles y generalmente eficientes. Optaron por no vacunar a los super spreaders primero. No han podido garantizar la provisión de vacunas. Se casaron con Covax, que fue un fracaso y luego con los rusos…que vaya uno a saber.
Como Reality bites, ya va siendo hora de que los políticos y burócratas se aparten y dejen de tapar el Sol. No estorben. Va siendo hora de que renuncien al monopolio y a la centralización y permitan que otros actores procuren las vacunas que tanto se necesitan para evitar muertes y enfermos de gravedad. Va siendo hora de que actúen responsablemente. Hora de que, si es necesario, apoyen los esfuerzos privados para conseguir que las farmecéuticas les vendan vacunas.
Columna publicada en elPeriódico.
*Desde siempre he sido fan de las vacunas; y ponermelas me da paz mental. Sin embargo, las vacunas contra el virus chino resultaron ineficaces y turbias. Están causando efectos secundarios que todavía no se entienden bien. Cabe la posibilidad de que, en el futuro, haya juicios como los de Núremberg para quienes promovieron lo que cada vez es más evidente que fue una plandemia, y promovieron -con conocimiento- vacunas experimentales, o peor aún, vacunas que tendrían efectos deliberadamente perdjudiciales y quién sabe si hasta genocidas.