¿Qué frase de Federico Bastiat se me vino a la mente cuando leí que la administración va a permitir los vuelos nacionales e internacionales y al mismo tiempo mantiene la prohibición (¡Inconstitucional!) de que la gente pueda circular, o transitar a cualquier lugar de la república con relación a viajes recreativos, sociales, o familiares?
La frase es: La ley, ¡pervertida! La ley y tras ella todas las fuerzas colectivas de la nación, ha sido no solamente apartada de su finalidad, sino que aplicada para contrariar su objetivo lógico. ¡La ley, convertida en instrumento de todos los apetitos inmoderados, en lugar de servir como freno!
Lo bueno es que nadie cumple este tipo de prohibición legislativa; pero lo malo es que la multiplicación de normativas que la gente no respeta, deviene en un generalizado irrespeto a la ley. Te doy dos ejemplos: nadie cumple la legislación que obliga a usar casco en moto, nadie cumple la obligación legislativa de usar chaleco reflectivo en moto. Nadie cumple la prohibición legislativa de usar cubrirse el rostro en las manifestaciones públicas. Ya sabes, parafraseo a Cicerón, mientras más legislación, menos justicia. Y no sólo es que muchas personas incumplan aquella regulaciones, ¡es que nadie -en la administración- tiene la autoridad moral para hacerlas cumplir.
¿Ves que digo administración en vez de gobierno? Esto es porque la misión propia de un gobierno es la de proteger los derechos individuales de los habitantes del país, proveer seguridad y administrar justicia. En cambio la de una administración es gravar para gastar e involucrarse en la esfera de acción privada de las personas siempre que pueda.
¿Ves que distingo entre ley y legislación? Esto es en el espíritu hayekiano de distinguir entre nomos o leyes, que son generales, abstractas y de conducta justa, que protegen los derechos individuales y las esferas de acción privada de las personas, de modo que los individuos pueden hacer todo, excepto lo que está prohibido para proteger los derechos de todos por igual: y thesis o legislación, que son normativas específicas y concretas, que pueden ser violatorias de los derechos individuales e invasivas de las esferas de acción privada de las personas, de modo que los individuos resultan sólo pudiendo hacer lo que la legislación permite.
De cualquier manera, espero que la redacción del acuerdo gubernativo en cuestión sea una pifia de una administración habituada a hacer mal las cosas y a la brava. No sería la primera vez, y sin duda no será la última, en que tengan que recular por descuidados. Mucho de esta administración con relación al SarsCov-2 es como de opereta. Por ejemplo, ayer el Ministro de Economía hizo un llamado a la población para que en la medida de lo posible visiten centros turísticos en el país, habiendo una prohibición legislativa para ello.