¡Tiempo de permisividad y cascarones!

El carnaval es tiempo de descontrol. Es una fiesta sobreviviente de culturas antiguas, como las bacanales romanas, o las fiestas dedicadas al buey Apis, en Egipto. Es una fiesta alegre, si no se abandona la necesaria virtud de la prudencia.

La fiesta involucra máscaras y disfraces, serpentinas y confetti y mis favoritos: los cascarones.

Los cascarones se compran en mercados y en supermercados.

En Guatemala alegres cascarones anuncian la fiesta del Carnaval y son imprescindibles para esta festividad, son huevos vacíos, rellenos con confetti y un grano de maíz, coloreados con añilina y cubiertos con papel de China. ¿Podría, alguien, explicarme cuál es el propósito, o el significado del grano de maíz?

La idea, con los cascarones es rompérselos a alguien en la cabeza; y mejor si es de forma sorpresiva.

Cuando era niño recuerdo haber hecho cascarones en dos ocasiones con mi tía abuela, La Mamita, que fue quien me enseñó la técnica de pintado. Ella guardaba cáscaras de huevo a lo largo de meses, elaboraba el pica-pica con sus legendarias tijeras de colita,  preparaba la añilina, cortaba el papel y hacía el engrudo necesario para sellar los cascarones. Y los niños, ¿qué hacíamos? Pues pintábamos los cascarones y nos pintábamos entre nosotros, nos divertíamos mucho combinando colores y haciendo diseños. Y si uno quería llevar la diversión un paso más allá, podía ponerle harina a algunos cascarones, travesura que había que hacer sin que La Mamita se diera cuenta…o más precisamente: creyendo que La Mamita no se daba cuenta; porque ¿quién crees que nos comentó que eso se hacía en las fiestas de principios del siglo XX?

Muchas culturas en Europa y en el Oriente Medio tienen la costumbre de pintar huevos; y en muchas culturas se celebran fiestas similares al carnaval.

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