¿Dos disparos en los pies?

En Guatemala, por disposición constitucional es libre la emisión del pensamiento por cualesquiera medios de difusión, sin censura ni licencia previa. Este derecho constitucional no podrá ser restringido por ley o disposición gubernamental alguna.

¿Por qué es valiosa la libertad de expresión? Porque es necesaria para la búsqueda de la verdad, para la realización del ser humano como ser racional, es un contralor de la actividad social y estatal, y permite verificar el respeto a los derechos individuales. La pretensión de que hay cosas de las que no se debe hablar anula aquellos cuatro valores.

También por disposición constitucional, los diputados tienen la prerrogativa de irresponsabilidad por sus opiniones, sus iniciativas y su manera de tratar los negocios públicos en el desempeño de su cargo.

¿Por qué es importante esa prerrogativa? Porque los diputados son representantes del pueblo, y entre nosotros –el pueblo– hay las más variadas formas de pensamiento, ideas, perspectivas y más. Porque muchos, entre nosotros –el pueblo– apreciamos los cuatro valores citados arriba, y porque en el espíritu del tercero de ellos, la función más importante de los diputados no es legislar, sino controlar como se usa el dinero que los políticos y burócratas les quitan a los tributarios. ¿Qué clase de representantes del pueblo serían aquellos que no pueden hablar de ciertos temas? Especialmente si esos temas perjudican, o benefician a grupos de interés específicos.

Cuando una sociedad permite que a un mandante, a un tributario, a un ciudadano, o a un diputado (como a Fernando Linares, o cualquiera otro) se le castigue por ejercer la libertad de expresión, y se le sancione por cuestionar asuntos propios de la cosa pública, esa sociedad se dispara en el pie. Se que está de moda ignorar la Constitución; pero una sociedad que permite eso se dispara en otro pie.

Sería un disparo mortal aquel que permitiera el sacrificio de la libertad de expresión para satisfacer las demandas totalitarias de los promotores del pensamiento único.

…y, no se me olvida: ¡Que 2018 venga lleno de felicidad para ustedes y sus familias!

Columna publicada en elPeriódico; y la ilustración la tomé de Facebook.

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