El 30 de noviembre pasado, en la Asamblea General de la ONU, el representante del gobierno de Guatemala votó contra el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel. Y cinco días después, la Cancillería chapina cambió su voto no para apoyar a Israel, sino para abstenerse Y pensé que esa es una actitud pusilánime.
Tal vez una abstención sea mejor que un voto en contra; pero me acordé de La divina comedia, de Dante Alighieri, donde ante las puertas del infierno se encuentran -entre lamentos de dolor y de ira- las gentes que vivieron sin gloria, ni infamia, mezcladas con los ángeles que no se rebelaron contra el dios cristiano; pero no por lealtad, sino para evitar las consecuencias de tomar partido en la lucha entre el bien y el mal. El cielo los rechaza porque no hicieron algo bueno y el infierno los rechaza porque no hicieron algo malo. Su tormento es que nadie se acuerda de ellos, no tienen esperanza de morir y no tienen nada que hacer en sus pobres vidas, desdeñados tanto de la justicia como de la compasión. Me acordé también, de que en esa obra los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral.
¿Por qué me acordé de aquello? Porque en tiempos difíciles el pueblo y gobierno de Israel ha sido de los pocos amigos verdaderos que han tenido los guatemaltecos. ¿Has oído aquello de que la verdadera amistad se parece a la fosforescencia, porque brilla cuando todo está oscuro alrededor? Israel ha sido de esos con Guatemala; y la actual administración chapina ha traicionado la amistad de Israel. Por esto es que el voto del gobierno de Guatemala en el caso de Jerusalén es un asunto de orden moral.
¿Cuál fue la excusa de la Cancillería chapina? El Gobierno de Guatemala, a través (sic) del Ministerio de Relaciones Exteriores, reitera su deseo de contribuir a la construcción de una sociedad de naciones donde impere la justicia, la igualdad, y prevalezca el diálogo para la solución de conflictos. Frase vacía dado que Israel está cercado por estados medievales, místicos, algunas veces teocráticos y que incluso hay llegado a expresar su compromiso con la extinción de aquel estado, e incluso del pueblo judío.
La amistad y la lealtad -más que toda la mitología alrededor de lo que significa aquella ciudad para los místicos- es uno de los temas centrales; ¿y el otro? El hecho de que Israel es el único enclave de Occidente en el Oriente Medio. Israel es un valuarte de los valores occidentales en un área del globo en la cual el terrorismo no es moralmente inaceptable. El odio contra Israel es un odio contra los valores de Occidente.
Es una vergüenza, pues, lo que ha hecho la administración de Jimmy Morales en el caso de Israel y Jerusalén. Los intereses de largo plazo de los guatemaltecos no están bien servidos por la pusilanimidad de quienes dirigen la política exterior chapina y su falta de apoyo claro y decidido a la causa de Occidente.
Ilustración por Gustave Doré (1832 – 1883) [Dominio público], via Wikimedia Commons.