En varias poblaciones, y con recursos propios, vecinos están repararando carreteras dañadas y devolviéndoles utilidad. Esta actividad podría ser el inicio de una nueva vida para el sistema vial del país.
Vecinos del valle de Palajunoj, Quetzaltenango, en Chuicavioc, las majadas y en Llanos dell Pinal, donde ni las municipalidades, ni el gobierno central tienen la capacidad de mantener transitables los caminos, la gente ha invertido su dinero, ha alquilado maquinaria y está arreglando los caminos.
Quienes participan en esta labor de recuperación deben tener derecho a cobrar por el uso de los caminos que rescatan, sin participación de los políticos que controlan las municipalidades, por ejemplo. No se vale decir que porque las brechas ya existen y fueron abiertas por los ayuntamientos, estos deben tener participación en los emprendimientos de rescate, ni se vale decir que el paso debe ser gratuito por aquella razón.
Las brechas han sido evidentemente abandonadas y la gente que no ha participado en el rescate, pero las usa, ya las ha usado sin tener que pagar directamente por ellas durante años.
Como no sea por argumentos políticos, populistas, o mercantilistas, no hay razón válida alguna por la cual las carreteras no puedan ser rescatadas, o construidas por sus usuarios, o por vecinos emprendedores, y no hay razón válida alguna por la que los rescatisas, o constructores no puedan recuperar sus inversiones, ni lucrar con ellas.
No hace falta la participación política, como no sea para garantizar la seguridad de las carreteras y para dirimir conflictos.
De paso, la formalización de la desestatización de las carreteras podría acabar con los molestos y abusadores vecinos que -en muchas carreteras y de forma arbitraria- ponen lazos y amenazan a los usuarios a cambio de dinero.
A quien quiera que esté interesado en este tema, y esté a la búsqueda de propuestas concretas, le recomiendo empezar con Street Smart: Competition, Entrepreneurship and the Future of Roads, por Gabriel Roth.
La foto principal es de la carretera estatal a la costa sur; la foto secundaria es de los extorsionistas en algún camino de Huehuetenango.