Desde mi balcón se ve la tempestad a lo lejos y mientras veía los relámpagos -sin más ánimo que el de acordarme de él- me acordé de La desesperación, un poema de José de Espronceda que yo solía recitar. Les dejo la primera estrofa y un enlace para quienes no lo conocen.
Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.