Es tradición, en el Día del libro, liberar uno. Como explica mi amiga, Carmina, el procedimiento es escoger un libro de cualquier clase, de cualquier título, de cualquier genero que desees liberar para que otra persona tenga la oportunidad de encontrarlo y leerlo. Escribe lo siguiente en la primera página del libro: Este libro es libre, cuando lo encuentres es tuyo léelo, y cuando lo termines, déjalo nuevamente en otro lugar para que otra persona lo encuentre y pueda leerlo igual que tú.
Después déjalo en algún lugar público (parque, restaurante, café, parada de buses, mesas, panaderías, universidad, escuelas, uotro.) donde pueda ser encontrado.
Liberar un libro, dice Carmina, es compartir una experiencia maravillosa y quizás lograr que alguien descubra la magia de leer.
Otra forma de hacerlo es por medio de Bookcrossing; práctica que hago muy de cuando en cuando. El procedimiento es parecido, sólo que registras el libro en un sitio Web para seguirle la pista en su viaje.
Hoy liberé Himno, que es una novela distópica breve y riquísima, por Ayn Rand. Uno de esos libros que uno se alegra de haber leído.
A mi me encanta prestar libros a quien muestra intetés en ellos, en el caso de El Arte de la Guerra de Sun Tzu, resulté con tres copias y liberé una en una cadena de amigos