Cuando la ley antiadopciones de 2007 fue aprobada en Guatemala había bebés de brazos que estaban por conseguir familias. La ley y funcionarios serviles y pusilánimes acabaron con esas posibilidades y todavía hay niños que están en el limbo que creó aquella canallada. Sólo que los niños ahora tienen 7 años de edad.
¿Te das cuenta? Hace 7 años que podrían tener familias y no las tienen. Hace 7 años que podrían pasar la Navidad en familia y la han pasado quién sabe donde. ¿Cómo le devolverías 7 años de navidades a un niño? ¿Cómo podrías dormir tranquilo, en la noche, sabiéndo que la ley que promoviste y la ley que aprobaste es responsable de aquellas canalladas? ¿Cómo podrías dormir tranquilo, en la noche, si aquellos expedientes están en tu escritorio y no se mueven?
¿Sabes que hubo casos de niños que primero se muerieron antes de que se resolvieran sus casos? ¿Sábes que hubo niños que primero llegaron a la mayoría de edad? ¿Cómo te verías al espejo si fueras responsable de esos casos? ¿Quién va a pagar por los daños psicológicos y emocionales que sufren los niños y sus familias adoptivas?
Mientras tanto las autoridades antiadopciones en Guatemala, y los pipoldermos*, están apremiados para que avancen 15 casos; no por la justicia, sino por el interés de no perder ayuda económica gringa, y hacer más grande su piñata. De todos modos y por el bien de esos niños -y de sus familias adoptivas- ojalá que esos casos sean resueltos pronto.
*Pipoldermos: pícaros políticos que por el momento detentan el poder.
Yo acompañé como intérprete a varias de esas familias que venían a visitar a sus futuros hijos o a llevárselos y sentía una emoción tan especial de ver el amor con que esos padres trataban a sus hijos. Lo vi en vivo y a todo color. No me lo contaron.
También traduje muchos estudios del hogar de esas familias y me consta que los investigaban como nos deberían investigar a todos antes de tener hijos, hasta con estudios psicológicos.