Wow!, con estos vientos como se mece el cedro de mi vecino. Me encanta verlo y escucharlo. Me gusta ver como se mueven -como olas- sus ramas y sus hojas. Me gusta escuchar el susurro del viento al pasar entre el árbol.
Su majestuosidad, propia de su especie, lo distingue y lo hace más fascinante.
En esta temporada el cedro está habitado por numerosas especies de aves y por ardillas; y sospecho que ellas no aprecian la inestabilidad y la agitación.
Al leer tus palabras de hoy, acuden a mi mente algunos versos de Ruben Darío contenidos en el poema Tú y Yó:
“Y al ronco mugir de las olas;
la noche con su lobreguez;
y el trueno que silva en los aires,
¡me encanta y embriaga a la vez!
Me place lo triste y lo alegre;
me gusta la selva y el mar,
y a todos saludo contento…
¡Y algunos se ríen al verme!…
Y, a veces, ¡me pongo a llorar! “