¡A comer fiambre, pues!

¡Qué dicha y qué alegría es ser parte de esta celebración del fiambre, en esta tierra costumbrera, como decía José Milla.

El que hacemos en casa es la receta de mi madre que, a su vez, es la receta de  mi abuela y de mi bisabuela paternas. No hay una sola receta de fiambre, porque cada familia tiene la suya; y aunque dos, o tres recetas vengan de una misma, todas serán distintas, porque cada quien le pone su sazón y cada quien le quita, o le pone ingredientes a su gusto. En mi familia –por ejemplo– aunque los fiambres de mi abuelita Frances y el de mi tía Baby venían del de mi bisabuela Adela, el primero tiraba a dulzón y el segundo, a ácido. A mí me gusta ligeramente endulzado con miel de abejas por el toque de madera que da la miel.

Hay cuatro tipos básicos de fiambre: verde, blanco, rojo y rosado; y el que hacemos en casa es de este último tipo. Lo importante, sin embargo, es que no importa qué receta se haga, el fiambre sea armonioso y balanceado. Demasiados, o muy pocos de algunos ingredientes pueden estropear la elegancia sutil de este plato.

El fiambre es, por mucho, el plato más extraordinario y magnífico de la cocina chapina. El plato tiene sus detractores que yo pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse; y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación armoniosa y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa, o sin equilibrio, ni sentido común.

Este es un plato que se come en familia y compartido. En la ciudad es algo difícil notarlo, pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del día 1 de noviembre, platos van y platos vienen de una casa a otra. O bien, a la casa donde se hace el fiambre, llegan familiares y amigos a comer. Los invitados –y los invitados de los invitados– suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, a veces llevan otra cosa, como dulces de ayote, o de jocotes, conocidos como cabeceras. O panes de muerto. En casa el postre tradicional es helado de camote con mermelada de mandarinas. ¡Hágase, pues, la fiesta!

Columna publicada en El periódico.

Comments

comments

3 comments

  1. Hace algunos años, mi tía Cathy, que es inglesa, comparó el Fiambre con la cena de Thanksgiving, en el sentido de la celebración familiar en torno a un plato con toques e ingredientes particulares de cada familia y que marcan el inicio de las fiestas de fin de año. Concuerdo con ella.
    Espero que todos disfruten de un delicioso Fiambre rodeados de seres queridos.

  2. que rico se lee! una delicia el fiambre!

    mirá, vuelteando me encontré con este artículo, cuando y si tenés tiempito, me gustaría tu opinión del mismo…

    http://www.salon.com/2011/04/05/my_father_the_objectivist/

    saludos pues y feliz provecho!

  3. Siempre ha sido mi gran deseo el degustar un poco de este manjar tan guatemalteco somo el tun pero, creo que voy a morir con la gana. Si estuviera en Guatemala, te pediria que me convidaras a un poquito del que hacen en tu casa solo para saber cual es el sabor de tan maravillosa y apetitosa tradicion. Buen provecho Luisfi!!!!!