¡Rabo para el almuerzo!

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Gracias a mi amiga, Ana, hoy almorzamos rabo; y yo tenía añales de no comer un buen plato de rabo.  Ana lo hizo estofado, con un sabor intenso, dulzón como debe ser, ¿y cuál es el secreto además de su magnífica sazón?  El cariño y 8 horas de cocimiento a fuego lento.

La última vez fue en casa de mis padres, seguramente a principios de los 80.  Allá lo preparaban estofado y con chicha.  De la chicha se obtenía la sazón tan característica del rabo que preparaban en casa de mis padres y en la de mi abuela. Desde niño me gustaba mucho ese plato, no sólo por su sabor, sino por la gelatina de las coyunturas que a mi me parecía algo muy divertido y sabroso.

¡Que alegría!

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